POLITICA
Expulsada de LLA

Leila Gianni: la libertaria camporista que fue Cambiemos

La abogada, ex funcionaria multi gobierno y concejala matancera fue convertida en uno de los rostros más ruidosos del ecosistema libertario. En la actualidad es una figura sin lugar fijo, pero con una visibilidad que pocos dirigentes de su nivel institucional logran.

Leila Gianni, exfuncionaria del ministerio de Capital Humano
Leila Gianni, exfuncionaria del ministerio de Capital Humano | X

La escena política argentina produce, cada tanto, figuras que se mueven con ductilidad entre gobiernos, sellos partidarios y épocas ideológicas. Pero pocas lo hacen con la velocidad, contundencia y exposición pública que caracteriza a Leila Gianni, abogada, ex funcionaria multi gobierno y concejala matancera convertida en uno de los rostros más ruidosos del ecosistema libertario. Entre choques públicos, rupturas internas y un historial zigzagueante que incomoda a aliados y adversarios, Gianni es hoy un caso de estudio del nuevo mapa del poder que dejó el ascenso de Javier Milei.

Gianni ingresó al Estado en 2008. Lo hizo por la puerta menos ruidosa: cargos técnicos y jurídicos en la ANSES, la Secretaría de Ambiente y áreas del Ministerio de Justicia. Su primer sello político fue la gestión kirchnerista, donde desarrolló buena parte de su carrera. Más tarde, durante el gobierno de Mauricio Macri, conservaría puestos de estructura, lo que la volvió una sobreviviente rara en el hiperpolarizado tablero argentino: funcionaba para todos y para nadie.

En 2020, ya bajo el Frente de Todos, alcanzó su mayor nivel institucional al convertirse en Coordinadora de Asuntos Jurídicos del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos, organismo dependiente del Estado y vinculado a la UNESCO. Su perfil en redes dejaba ver simpatía abierta por Sergio Massa, a quien defendió durante la campaña presidencial de 2023.

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El giro llegó tras el triunfo de Javier Milei. Gianni no sólo se alineó con el nuevo oficialismo: se convirtió en una de las voces legales más agresivas del naciente Ministerio de Capital Humano. Bajo el paraguas de Sandra Pettovello, asumió como Subsecretaria de Legales y Técnica, rol desde el cual expuso, denunció y confrontó a organizaciones sociales, opositores y exaliados con un estilo calculadamente disruptivo.

Su irrupción mediática fue inmediata. Los cruces televisivos, sobre todo el choque a gritos con Juan Grabois, la posicionaron como un emergente del ala más dura del mileísmo: una mezcla de abogada combativa, vocera informal y militante digital dispuesta a profundizar la guerra cultural.

En paralelo, Gianni desembarcó en la política territorial. Fue candidata de La Libertad Avanza en La Matanza, donde asumió como concejala con la promesa de “desarmar el feudo Espinoza-Magario”. Al principio funcionó como la cara visible del libertarismo en el distrito más grande del país.

Leila Gianni
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Pero el idilio duró poco. En 2024, enfrentada con la conducción libertaria bonaerense, liderada por Sebastián Pareja y con terminales en la estructura nacional, Gianni rompió el bloque de LLA y se alió con sectores del PRO local. La reacción fue inmediata: desde la cúpula libertaria la acusaron de “no representar al espacio”, “usurpar sellos” y “generar caos interno”.

El episodio la transformó en una figura incómoda para el mileísmo. Funcionarios nacionales comenzaron a tomar distancia y su rol en Capital Humano perdió centralidad, al tiempo que consolidaba un perfil propio: el de una libertaria fuera del sistema libertario.

Si algo define a Leila Gianni es su método de intervención pública. Su comunicación es frontal, agresiva y enfocada en la construcción de antagonistas permanentes. Para sus seguidores, es valentía; para sus críticos, oportunismo performático.

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Su historial de cambios de lealtad, del kirchnerismo al macrismo y del massismo al mileísmo, es utilizado como prueba de plasticidad política o, según quien observe, de ausencia total de convicciones. Gianni suele responder que su eje es “el trabajo dentro del Estado”, pero su biografía política la convierte en una figura difícil de encasillar.

En un país donde la velocidad de la política se mide en horas, Gianni encarna un fenómeno más amplio: la aparición de dirigentes que navegan de gobierno en gobierno, superando las fronteras tradicionales de los partidos y asumiendo lógicas de supervivencia profesional antes que orgánica.

En el caso de Gianni, esa dinámica alcanzó un nivel de exhibición extrema. Se volvió una funcionaria-estrella del gobierno de Milei sin haber formado parte del proyecto original; irrumpió en La Matanza como outsider y terminó absorbida por la disputa PRO-LLA; y construyó notoriedad mediática más por confrontación que por gestión.

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Hoy, en 2025, Leila Gianni es una figura sin lugar fijo, pero con una visibilidad que pocos dirigentes de su nivel institucional logran. Sus detractores aseguran que está “políticamente agotada”. Sus aliados sostienen lo contrario: que está formando un proyecto propio, al margen de los aparatos tradicionales.

Lo cierto es que Gianni simboliza una tensión central del mileísmo: la de un gobierno que se nutre de outsiders, conversos y figuras sin estructura partidaria, pero que todavía no logra ordenar a los actores que produce. Leila Gianni es, en ese sentido, más que una dirigente polémica: es un síntoma claro de cómo se reconfigura el poder en la Argentina libertaria.

JCS/LT