El presidente Javier Milei se juega un pleno con la ley ómnibus y mete presión a su propia tropa para que el proyecto, que contiene 664 artículos, sea aprobado antes del 31 de enero.
Sin embargo, la falta de coordinación y de una estrategia legislativa clara podría ser el principal obstáculo para los objetivos del Presidente. Además, por lo bajo, algunos legisladores comienzan a reconocer dificultades y hasta analizan alternativas.
Voces del oficialismo reconocen que, de ser puntillosos con el contenido del proyecto, debería haberse girado a más de veinte comisiones. Hasta hace pocos días se especulaba con conformar ocho o nueve; finalmente, el jueves se conformaron cuatro, tres de las cuales estarán abocadas a la discusión por la “ley Bases”. La jugada da cuenta de la premura.
El martes de la semana próxima comenzarán las reuniones plenarias para empezar a discutir el proyecto, que toca casi todos los aspectos de la vida pública. Sin embargo, no hay certezas sobre cuántas reuniones conllevará el tratamiento y solo hay fechas estimadas para la firma del despacho. Tampoco hay precisiones sobre el cronograma de ponencias de ministros en el Congreso.
Los bloques sobre los que se apoyarán para los votos son: PRO, UCR y Federales
En ese marco, Guillermo Francos tuvo varias reuniones esta semana con gobernadores. Por caso, recibió a Nacho Torres (Chubut) por los artículos relacionados con industria pesquera. Sin bien pudo “clarificar” aspectos de la ley, habrá una nueva redacción, lo que podría agregar aún más demoras al trámite.
Llegado ese punto, las versiones en el oficialismo se dividen. Hay quienes entienden que hay “un cambio de paradigma” y que el Congreso deberá ponerse a tono con el mandato surgido de las elecciones. “Se acabaron las vacaciones en enero; hay que ponerse a laburar”, bramó un legislador, quejoso por la cantidad de asesores que tienen los diputados.
En contrapartida, hay otras voces que señalan que el período de sesiones extraordinarias podría extenderse o bien haber modificaciones. Algunas voces, incluso, sostienen con énfasis que el capítulo más importante de la ley es el fiscal, dado que funge como ancla inflacionaria. “Si se aprueba la ley, los abogados van a tener que volver a estudiar la Constitución”, se le escuchó decir a una voz del oficialismo, ironizando sobre la amplitud de la iniciativa.
Otros reconocen que todavía no han podido leer en detalle el proyecto.
Los bloques sobre los que se apoyarán para obtener los votos son tres: el PRO, la UCR y Hacemos Coalición Federal. “Hay que ver cuáles son las demandas que nos trae la oposición”, abrió el paraguas ante PERFIL un viejo conocedor de los pasillos legislativos. Además, el revés recibido por el oficialismo por el tratamiento de la boleta única en el Senado activó las alarmas.
La Ley Ómnibus comenzará a tratarse el martes en Diputados
El dispositivo de negociación. Francos es el encargado de negociar con los gobernadores en general el sentido de la ley, Victoria Villarruel y Martín Menem serán los encargados de negociar los votos en cada una de las cámaras. A su vez, cada uno será ayudado por los jefes de los respectivos bloques oficialistas, Ezequiel Atauche en Senado y Oscar Zago en Diputados.
El ex-PRO Omar De Marchi se acopló como secretario de Relaciones Parlamentarias. Según pudo averiguar este diario, el mendocino trabaja hoy como una suerte de “guía” para los legisladores del oficialismo dado que muchos no tienen experiencia legislativa. Además, De Marchi se enfoca en desarrollar los vasos comunicantes entre Diputados y Senado, para que de esa manera el avance esté coordinado.
Otro puntal importante del trabajo legislativo es Eduardo “Lule” Menem, primo del titular de la Cámara baja y homónimo del exsenador riojano. En LLA reconocen que Lule es una suerte de “neurotransmisor” entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, que abarca desde cuestiones de la negociación política hasta aspectos reglamentarios de la técnica legislativa.
A Lule, quien cultiva un perfil bajísimo y opta por no hablar con la prensa, se lo ha visto trajinando los pasillos de la Casa Rosada e incluso en los despachos de Interior.
