POLITICA

Llamado urgente

La semana pasada, un periodista de Noticias planteaba el riesgo de Kirchner al no respetar a la biología.

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Néstor Kirchner intenta mostrarse fuerte en sus salidas dosificadas, su entorno promueve la imagen de un líder vital y desafiante y el aparato comunicacional multiplica el mensaje. Sin embargo, nadie explica cómo hará el cuerpo del ex presidente para enfrentar en los próximos meses un desafío esencial: sostener la política agonística contra las alarmas que enciende su biología.

De un lado, las ideas de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, sus filósofos de cabecera, le imponen radicalizar a la sociedad, agotar la lógica amigo-enemigo y sostener la confrontación para contar con alguna chance de mantener vivo el kirchnerismo más allá del 2011.

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Del otro, la medicina le exige evitar la agresividad y las peleas para reducir posibilidades de nuevas amenazas a un sistema cardiovascular que ya generó dos alertas en siete meses con obstrucciones en un conducto de 8 milímetros (la carótida) y en otro de 2 milímetros (una arteria).

“Después de una angioplastia se puede retomar la vida normal. Pero no es la vida normal como la entiende Kirchner”, explica un reconocido cardiólogo. La tesis de “ganar o perder metiendo miedo” que predican en Olivos para las próximas elecciones le exigirá al ex presidente poner el cuerpo, como lo hizo hasta ahora, para identificar y enfrentar enemigos en cada esquina y llevar al extremo su transparente comportamiento de personalidad con patrón de conducta tipo A.

Rosenman y Friedman, dos cardiólogos estadounidenses, describieron en 1957 a las personas de tipo A con características que todos ven en Kirchner:

- Irritabilidad, actitud hostil, estilo dominante y autoritario.

- Competitividad y preocupación por el rendimiento y los resultados finales.

- Gran implicación en el trabajo con tendencia a la actividad permanente.

La descripción no es preocupante en sí misma. Pero los cardiólogos señalan a quienes integran al grupo como un factor de riesgo que opera al margen de otros como el tabaco, la hipertensión o la obesidad: tienen 2,5 veces más probabilidades de presentar angina de pecho o infarto de miocardio.

Los voceros del creciente aparato comunicacional gubernamental prefieren no verlo, pero el estilo K que festejan y necesitan es idéntico al que los cardiólogos temen. Estrés, agresividad, angustia, disgustos y peleas liberan adrenalina que puede aumentar la presión y la taquicardia. En arterias que ya dieron muestras de contener placas ateroscleróticas suelen provocar vasoconstricción y el aumento de la presión arterial conducir a la ruptura de una placa ateroesclerótica y a una obstrucción. Un proceso biológico que se cruza en el camino de la política de “ganar o meter miedo”, de los esfuerzos de Kirchner por mostrarse amenazante y de la ambición del kirchnerismo de mantenerse en el poder.

(*) Editor ejecutivo de la revista Noticias.