Las imágenes muestran adolescentes. Son pibes con piedras. Habrá madres con hijos, algún mayor, pero la iniciativa la tienen pibes. Sileoni debería saber de qué se trata. Abal Medina acusa a los gremios opositores. Desafía a Moyano para que pruebe que no fue el instigador de estos actos de violencia desestabilizadora. Excelente idea fiscalizadora ésta de que se es culpable hasta que se demuestre lo contrario –aunque ya la inventó Kafka– que podría aplicarse al vicepresidente, por ejemplo. Hace pocos días ante los desmanes en la 9 de Julio frente a la impasible policía, las autoridades que nos gobiernan y protegen acusaron a la hinchada de Boca. Renunció el jefe de la Policía Federal por motivos por todos sospechados –quizás es bostero– a la vez que desconocidos. Nilda Garré ya ni habla de “sensación” de inseguridad. Por ahora, ni aparece.
SuperBerni es este nuevo personaje vestido a veces de Rambo y otras de cosmonauta. Mientras se habla de saqueos y de la mano negra de gastronómicos y afines, desde el poder festejan que le hayamos ganado a los fondos buitre, la recuperación de la fragata, y que le hayamos metido el dedo a la oligarquía en donde más le duele. Tecnópolis en Plaza Italia, la exposición ganadera a Carlos Casares y la Feria del Libro a Chascomús. Este nuevo acto soberano y la nueva distribución institucional es el resultado de que el predio de La Rural fuera mal vendido durante el menemismo. Por suerte, las tierras del Calafate fueron bien compradas durante el kirchnerismo.
Pero aparecen los sin nombre. La televisión temerosa emplea lenguaje correcto y dice: los vecinos entraron por la puerta trasera del hipermercado y se llevaron todo lo que pudieron. Al menos es necesario reconocer que la palabra “vecino” se la debemos a Macri. Un peronista clásico hubiera traducido a otro lenguaje: “un grupo de compañeros recuperó una decena de plasmas para el pueblo”. Y en lengua kirchnerista, los doctorandos conocidos, habrían expresado su preocupación por una situación sumamente compleja saturada de variantes indiscernibles que atañen a un universo de incluidos que no saben que lo son.
Hablan de un millón y medio de jóvenes que no trabajan ni estudian. Forman un contingente equivalente a la mitad de la población de Uruguay cuya pirámide poblacional muestra un crónico envejecimiento. Habrá que hablar con el Pepe para ver si no se le ocurre algo para rejuvenecer a su pueblo, que a la vez nos ayude sino a dar cabida a una población educativamente sobrante, al menos que sirva para mejorar la comprometida situación de ciertos ministerios.
Coches quemados en Francia, incendios en Londres, saqueos en el conurbano, poblaciones marginalizadas a veces organizadas por mafias armadas, otras de acuerdo a un efecto de resonancia potenciada, al decir del gerente de un supermercado vaciado de Campana, por la conectividad de Facebook.
En el viejo continente quienes salen a la calle a romper lo que encuentran a su paso son descendientes de antiguas colonias, hoy europeos sin futuro. No son como los demás aunque tengan los mismos derechos. Son y no son, tienen y no tienen una identidad reconocida. Es posible que la violencia se multiplique por la tensión y la falta de salida de una media identidad esta vez no elegida por un deseo de cosmopolitismo sino por el no lugar en la sociedad. Queda el llamado margen. ¿Y entre nosotros?
Hay muertos. Los llamados por voceros del Gobierno “narcosocialistas” se quejan de que no les atienden el teléfono para pedir ayuda por lo que sucede en su provincia. No es de extrañar que las líneas –nos referimos a las satelitales– estén sobrecargadas. Para colaborar con la confusión general y enriquecer al relato, De Vido dijo que la presencia de Ricardo Alfonsín junto a Moyano en vísperas de la gesta del 20 de diciembre del 2001 era tan grotesca como un acto del Gobierno en conmemoración de la Triple A.
Mientras todo esto ocurría, y otras cosas más supuestamente inventadas por el periodismo opositor, en el canal público que constituye el paradigma de lo que serán los medios una vez que se aplique la ley, en un simpático programa los nietos de Teresa Parodi le rendían un merecido homenaje.
¿Qué nos pasa a los argentinos?
(*) Filósofo. (www.tomasabraham.com.ar)