Primó el concepto de equipo. A la hora de definir que no se adelanten las elecciones en la provincia de Buenos Aires, los estrategas del oficialismo volvieron a la carga con un concepto que Jaime Duran Barba y compañía aplican desde los primeros días del PRO: la idea de que funcionan como un equipo. Que Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta salgan el mismo día a la cancha a pelear por su reelección va en ese sentido.
La decisión, sin embargo, no es un capricho con ese concepto de “equipo”, sino una necesidad. Las encuestas vienen marcando que la marca Cambiemos mide mejor que la figura del Presidente. Por ende, un triunfo previo de Vidal si adelantaba la elección podía servir para dar impulso, pero Macri necesita más que nunca que la marca de la alianza oficialista llegue completa.
“En general, el número de Cambiemos es más grande que Macri. Cuando Macri está bien y crece, esa diferencia se achica”, explica un encuestador, de consulta de la Casa Rosada. “Suele ser la diferencia que a veces ves entre Vidal y Macri”, agrega. La lógica detrás del análisis es que Macri representa al votante del PRO, mientras que la figura de Vidal la amplía. “Vidal y Carrió son las que expanden el PRO hacia Cambiemos”, resume.
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Pablo Mandía, de Analogías, coincide en el análisis: “La marca Cambiemos está arriba de Macri”. Por eso, muchas veces las encuestas son difíciles de leer. Un escenario de intención de voto puede dar muy distinto si se pregunta por Macri o por Cambiemos. De hecho, en sus mediciones en el territorio bonaerense, por ejemplo, la tiene a Vidal entre 10 y 15 puntos más arriba que Macri. Está claro que para tener expectativas de reelegir, el Presidente necesita de todos los componentes de Cambiemos tirando para el mismo lado.
Por más que las encuestas de diciembre le dieron excelentes noticias a Marcos Peña y equipo, los resultados de enero volverán a encender alarmas amarillas. La imagen del Presidente volvió a caer –según una prestigiosa encuestadora que esta semana terminó de procesar sus números– al mismo nivel de noviembre. “Fue un crecimiento con anabólicos”, explican. ¿Cuáles fueron? Bono de fin de año, calma cambiaria, inflación alta pero más controlada y el éxito de la cumbre del G20. Enero, en cambio, incluye el regreso a las malas noticias: el anuncio de aumentos de tarifas, tanto de luz como de gas, agua y transporte.
Analogías también detectó una caída de Macri en enero y un crecimiento de Cristina. Pero prefiere ser “cautelosa” y confirmar la tendencia en febrero. “Enero tiene un sesgo de mayor mal humor, el que responde es el que no está de vacaciones”, explica Mandía.
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De todas formas, la primera de las encuestadoras sigue dando un escenario de intención de voto de Macri ganándole a Cristina Kirchner. “Cae, pero sigue mejor el Gobierno”, describen desde la consultora. Y analizan que se debe más a los problemas de la oposición que a un mérito del oficialismo.
Ese factor también es considerado permanentemente en las usinas del poder macrista. El desconcierto peronista sigue siendo un factor ordenador del voto a Cambiemos. “Hay más chances de que nosotros ordenemos la economía que de que ellos ordenen su interna”, asevera, con sorna, un dirigente del riñón marcospeñista.
La vigencia de CFK como líder opositora es vista como algo positivo en el Gobierno. Pero si ella se baja de la contienda electoral no les preocupa, creen que ningún otro dirigente podrá alcanzar sus números. En cualquiera de los dos escenarios, Marcos Peña ya sabe que Macri va a necesitar anabólicos para ganar la reelección.