La central obrera peronista tendrá este jueves a las 14 su primera reunión del 2019 del Consejo Directivo en la histórica sede de Azopardo. La agenda incluye la negociación con el gobierno por la salud y el blanqueo laboral y una marcha de protesta para el 4 de abril. El encuentro fue confirmado formalmente y chequeado por este medio con los responsables de la secretaría general que hoy comparten Héctor Daer y Carlos Acuña.
En las últimas semanas, secretarios de primera línea avisaban que la reunión se concretaría, pero el encuentro no se confirmaba. La razón era, según indican integrantes de la mesa chica que conduce en los hechos la CGT, algunas diferencias internas entre los gremios que quieren redoblar la presión en las calles y los que propician un acuerdo con el Gobierno.
La CGT se reunió con el Fondo y anticipó que rechazará una reforma laboral
En al mesa de discusión con el oficialismo, golpeado por los malos resultados económicos, está el dinero de las obras sociales, la creación de una agencia sobre tecnologías de la salud y el blanqueo laboral. La debilidad del Gobierno queda evidenciada porque estos elementos eran las “zanahorias” que incluyó el oficialismo en el frustrado paquete de reforma laboral. De lado quedaron las propuestas más espinosas como los cambios en el régimen de despidos o los convenios laborales.
En paralelo a esta negociación, crece la presión de los gremios afectados por suspensiones, despidos y bajas en el ingreso real que piden redoblar la presión en las calles. El caso más claro es el de los industriales que hace dos semanas se reunieron en la sede cegetista de Azopardo con representantes de PyMES y acordaron una marcha de protesta para el próximo 4 de abril. Esa reunión fue acompañada por Daer, Acuña y Andrés Rodríguez, quien ocupa el cargo de secretario adjunto de la central.
Héctor Daer aseguró que si el Gobierno “no corrige, vuelca”
Además de las presiones internas están los movimientos fuera de la central, con la Corriente Federal, el Frente Sindical y las CTA elevando el tono de sus críticas al Gobierno y los cuestionamientos a la CGT. Sin embargo, según indicó una figura clave del mundo gremial, “todos hablan en al tele y nadie organiza nada”. El dato es importante, porque casi todas las voces coinciden en que el margen para las protestas se reducirá una vez que se definan en junio las candidaturas.
En ese punto, todas las energías serán volcadas en la campaña y cualquier acción disruptiva podría convertirse en maná político para el oficialismo. Está vivo aún el recuerdo de la marcha que terminó en escándalo con el robo del atril y la huida de los secretarios generales, hace ya dos años.
A.T./F.F.