“Cuando Mauricio se pone el casete de Marcos es imposible hablar con él y es mejor cambiar de tema”. Aunque pasó gran parte del verano en Miami, tras haber estado con el Presidente en Villa La Angostura para fin de año, el empresario Nicolás Caputo es de los pocos que no tienen problema en decirle en la cara a Mauricio Macri lo que opinan del manejo de la economía y la política. El casete es un eufemismo del hiperoptimismo.
Sin embargo, sin su mejor amigo, el jefe de Estado armó su propia mesa chica donde toma decisiones trascendentales con su jefe de Gabinete, Marcos Peña. Es más: delega en él muchas de ellas.
“Mauricio llegó a la Rosada y le dio las llaves de la Presidencia a Marcos”, suele repetir, mitad con una sonrisa, mitad con bronca, el titular de Diputados, Emilio Monzó.
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A esa llave a veces tienen acceso también Jaime Duran Barba y el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis.
Por lo bajo, muchos dirigentes del oficialismo hablan del “aislamiento” en el que se encerraría el Presidente. Esto supone la falta de acuerdos políticos de largo plazo. “Los acuerdos de cúpulas no sirven para nada”, es uno de los mantras que sostiene Macri en privado. “Si no hay acuerdos no va a haber reformas económicas, y eso es lo que están viendo los actores económicos que dudan si Mauricio va a llegar a reelegir”, confía un funcionario de alto rango.
En ese marco, el diseño electoral de la candidatura de Macri también está en manos de Peña. Con una salvedad con respecto a 2015: en ese momento compartió la jefatura de la campaña con Monzó, hoy marginado de cualquier decisión política.
En Cambiemos, Marcos Peña es el principal señalado por la crisis
“Mauricio escucha a todos, presta atención a algunos y decide solo con Marcos”, lo resume un añejo diputado del PRO que conoce a todos los actores desde 2003.
El jefe de Gabinete fue el más férreo opositor a que Vidal desdoblara las elecciones y es quien sostiene la idea de que Patricia Bullrich no sea candidata a vicepresidente. Peña tiene una pésima relación que se rompió cuando estalló el caso Maldonado y la ministra no se sintió respaldada por el jefe de Gabinete. En la mente de la ministra yace la idea que tenía Peña de que intervinieran organismos internacionales de DD.HH., lo cual hubiera debilitado a Bullrich.
De todos modos, el omnipresente jefe de Gabinete es quien hoy anima la estrategia para la reelección. También es quien intenta arengar a ministros y funcionarios ante la crisis económica. Una tarea compleja.
El riesgo país se disparó y quedó al borde de los 800 puntos
Tras la feroz crisis de septiembre, cuando se bajó la cantidad de ministerios y se fue Mario Quintana, con el desarme de la estructura de dos vicejefes de Gabinete como “controladores”, Peña prácticamente desapareció de la escena pública. No dio más entrevistas, realizó pocas apariciones y delegó en los diez ministros que sobrevivieron la vocería de los temas generales, desde los macroeconómicos hasta los internacionales.
“El que crea que vamos a ganar en primera vuelta está equivocado o se deja llevar por sus sentimientos”, reconoce a PERFIL uno de los funcionarios que no responden al manual peñista. Cada vez es más fácil encontrarlos hablando en las sombras contra el jefe de Gabinete.