POLITICA
El 2024 del expresidente

Mauricio Macri cierra el año con varias derrotas, pero sigue en juego y mira la presidencia del PRO

Regresó a la Argentina para pasar las fiestas en el sur y se quedará en enero en Villa La Angostura. Analiza recuperar la presidencia del partido que creó aunque admite que la política necesita renovarse. Recuperó el diálogo con Larreta después de la disputa electoral y el apoyo que le dio a Bullrich. El acuerdo caído con Milei y su participación en Boca Juniors, a sabiendas de que era casi imposible ganar.

Mauricio Macri 20231224
Mauricio Macri | NA

Mauricio Macri llegó de Arabia Saudita hace pocas horas. No bien aterrizó en Ezeiza ya tenía todo preparado para pasar las fiestas, tanto navidad como fin de año, en Cumelén, el exclusivo country en Villa La Angostura, donde desde hace años reside para las fiestas y en enero.

En ese marco, la llegada de 2024 no lo encuentra en el lugar que hubiera soñado. Todas las apuestas que había jugado no salieron bien. Se deterioró el vínculo con Patricia Bullrich y, en peor medida, con Horacio Rodríguez Larreta. Tampoco logró un acuerdo férreo con el presidente Javier Milei y, acaso lo peor: perdió la posibilidad de regresar a Boca Juniors, aunque en una jugada de altísimo riesgo donde perdió con Juan Román Riquelme la conducción del equipo xeneize.

En este marco, el expresidente está pensando en reacomodarse para arrancar el año que viene. Está analizando jugar otro pleno para ser, por primera vez en la historia desde que se creó como sello partido, el titular del PRO nacional. Se trata de un cargo que durante largos años estuvo en manos del misionero Humberto Schiavoni y que, desde noviembre de 2019 cuando se lo ofreció a Bullrich sentado en el primer piso de la Casa Rosada a pocos días de dejar el sillón de Rivadavia.

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Milei no tuvo en cuenta las recomendaciones de Macri para distintos cargos

Eso sí: la historia cuenta que antes de la invitación a la ministra de Seguridad tanto Larreta como María Eugenia Vidal rechazaron la presidencia del partido amarillo.

Desde ese lugar, y en especial con la pandemia, Bullrich aprovechó al máximo ese título de jefa de un partido y movió el avispero para construir su candidatura presidencial. Incluso en muchos casos terminó dividiendo o enfrentada con históricos dirigentes del PRO en muchas provincias porque jugaban con Larreta.

Con todo, quien le acercó la propuesta de presidir el PRO fue Federico Angelini, ex diputado nacional por Santa Fe y vicepresidente del partido. Macri se entusiasmó levemente. También en su entorno están quienes creen que debe haber una “renovación” fuerte en el partido en lo generacional con otros liderazgos.

En este contexto, la relación con Bullrich no termina bien el año: las negociaciones con Milei por los cargos dinamitaron el vínculo, con acusaciones mutuas de “cortarse solo”. Incluso hace diez días Macri no la invitó a una reunión privada en sus oficinas para definir el futuro del partido y la ministra de Seguridad lo increpó para saber por qué la dejó afuera el expresidente. Es una incógnita si habrá reconciliación, pero actualmente el diálogo quedó semi trunco.

Incluso, el creador del PRO no logró un acuerdo macro con la Casa Rosada. Siquiera Milei eligió a Cristian Ritondo, jefe del bloque en Diputados, para manejar la Cámara Baja. Menos aún: el Presidente no tomó en cuenta un listado de recomendaciones para cargos estratégicos de la administración nacional. Eso sí, con el enojo de no haber podido colocar funcionarios nacionales, aprovechó y le prohibió a Gabriel Sánchez Zinny ser secretario de Educación cuando se lo ofrecieron. Lo mandó a la vicejefatura de Gabinete porteña. Pero Sánchez Zinny dejó su recomendación que sí fue tomada en cuenta.

Por otro lado, Macri estuvo reunido a solas con Larreta hace un mes. Mejoraron levemente la hostilidad que quedó tras todo el proceso donde el expresidente jugó para Bullrich en las PASO. El exjefe de gobierno porteño evitó juntarse con el expresidente durante semanas. Aunque volvieron a verse ese miércoles en sus oficinas estuvo ausente a pesar de que fue invitado.

Finalmente Boca Juniors fue una decepción previsible: nunca le llegó a sus manos una encuesta que mostrara que Andrés Ibarra, uno de sus colaboradores dilectos, pueda ganarle a Riquelme. Aún así decidió jugar para ver si podía regresar al club de sus amores y, acaso, a sus orígenes políticos.