En medio de la crisis, el multifuncional Guillermo Moreno no tiene respiro: tras haberse dedicado a frenar la inflación de los precios de los alimentos, y a controlar a las empresas que compran divisas para que el dolar no se dispare, ahora tiene un nuevo objetivo: evitar los despidos en la industria automotriz.
El cuestionado Secretario de Comercio Interior aplicó una vez más su particular método de negociación: llamó uno por uno a los fabricantes automotores para convencerlos de que no despidan a sus empleados, informó el diario Ámbito Financiero. Los llamados son parte de un plan del Gobierno para preservar el empleo frente a la crisis financiera global.
El poder ejecutivo quiere firmar un acuerdo con el sector automotriz: aceptarán suspensiones, recortes de jornadas y de horas extra, pero manteniendo el vínculo laboral. Si se incluye a los autopartistas, las suspensiones en el sector llegan a 5.000 trabajadores.
Además, la Secretaría de Industria prepara un paquete de medidas para reactivar la demanda de vehículos -que sufre un parate y cayó un 30% respecto de octubre- como planes de financiación y precios más accesibles, afirmó Ámbito Financiero.
En ese sentido, Moreno tomó la iniciativa y reclamó a las empresas que fabriquen modelos económicos, de unos 30.000 pesos. Estos autos no le dejarían ganancias a las automotrices pero ayudarían a mantener el consumo y la fuente de trabajo.
En ese caso, el Estado se comprometería a costear una parte del salario del trabajador, según el matutino. Hasta ahora, las terminales rechazaron la idea porque consideran imposible fabricar un vehículo a ese precio.
Moreno se reunió la semana pasada con las asociaciones de Fábricas de Automotores (ADEFA), de Concesionarios (ACARA) y de Fábricas de Componentes (AFAC). Se espera un nuevo encuentro en los próximos días.
Pero el Secretario de Comercio ya tenía contactos con el sector en los últimos dos años, cuando los llamaba para pedirles que no subieran los precios más allá del índice de inflación oficial del INDEC, según el matutino.
También tuvo un rol fundamental en los últimos días cuando, ayudado por funcionarios de la AFIP y del Banco Central, controló la compra de divisas para evitar el aumento del dólar, que terminó bajando 8 centavos.
En el último año -en especial durante el conflicto con el campo- se dedicó a frenar la inflación de los precios de los alimentos. En el sector circularon entonces versiones de "presiones", "amenazas" y "aprietes".
Además fue el mismo encargado de intervenir el INDEC a comienzos de 2007, cuando el kirchnerismo se dio cuenta de que la inflación estaba en aumento. Impuso a Ana María Edwin como titular del organismo, que publico Índices de Precios al Consumido (IPC) que llegaron a ser dos o tres veces inferiores a las mediciones privadas.