Aunque no ocupa cargo alguno en el Gobierno, Nestor Kirchner se comporta como si en los hechos siguiera siendo presidente. En Olivos los propios fotógrafos oficiales lo han retratado con gobernadores e intendentes, repartiendo obra pública, a los actos de José C. Paz y Avellaneda fue con helicópteros de la flota presidencial, y para ir a un acto partidario en Jujuy dispuso del Tango 10. En todos casos fue seguido por los fotografos y camarógrafos de la agencia La Corte, contratada por el Gobierno para la cobertura de los actos K.
Resulta curioso el hecho del Tango, porque justamente ese avión de la flota oficial había sido el que le negaron al vicepresidente Julio Cobos cuando, o cupando interinamente la Presidencia de la Nación, quiso ir a Tartagal tras el alud. La campaña electoral del FPV ya utilizó hasta el hartazgo los recursos oficiales en la campaña electoral que llevó a Cristina Fernández a la Casa Rosada, y esa penosa práctica se repetirá, está a la vista, con la campaña para las legislativas de octubre.
El viaje del Tango 10 a Jujuy habría demandado, según estimaron los expertos, unos 20 mil dólares, aportados en este caso por los impuestos de todos los argentinos. "Es un caso típico donde lo partidario se mezcla con lo público. Es una clara forma de corrupción política", denunció ayer Laura Alonso, directora de Poder Ciudadano, al diario La Nación.