El técnico informático Diego Lagomarsino está hoy en el ojo público por haber prestado a Alberto Nisman el arma Bersa Thunder, calibre 22, con la que fue encontrado sin vida. Su relación laboral con Nisman también está en la mira. Según fuentes judiciales, Lagomarsino ganaba tres veces más que cualquier empleado informático del Ministerio Público Fiscal. Además, indicaron que Nisman lo ponía al tope de sus demandas de aumentos para contratados cada año. Por esta razón logró pasar de un ingreso de $ 7 mil cuando comenzó a trabajar para la Unidad Fiscal AMIA, en 2008 –un buen salario, incluso entonces–, a los cerca de $ 40 mil que cobraba hasta la muerte del fiscal. Es el contratado con el sueldo más elevado en la unidad. En seis años, su sueldo creció 570%.
Su abogado, Maximiliano Rusconi, indicó que se encontraba de vacaciones. Tal vez ello explica por qué no había entregado aún la factura por su último salario. Además, afirmó que era una retribución normal.
Sobre las tareas que realizaba, su defensor dijo que mantenía la seguridad informática de la fiscalía y programaba bases de datos para el entrecruzamiento de datos en una causa tan compleja como voluminosa. Rusconi negó que realizara tareas de encriptación y desencriptación de archivos o cualquier otra tarea propia del espionaje informático.