POLITICA
Análisis

Se lanza la nueva candidatura opositora: Nisman 2023

La movilización en Plaza del Vaticano fue convocada "sin banderas políticas", pero representó el primer gran acto contra el gobierno de Alberto Fernández.

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La ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, asistió a la marcha por Nisman. | Marcelo Aballay

La masiva marcha en reclamo de Justicia por el fiscal Alberto Nisman, a cinco años de su muerte, se convocó para este sábado 18 de enero "sin banderas políticas". Los organizadores lograron el objetivo de copar la céntrica Plaza del Vaticano, ubicada frente al Palacio de Tribunales, pero no consiguieron disimular que la movilización fue el lanzamiento de la primera gran candidatura opositora al Gobierno de Alberto Fernández: Nisman 2023.

En rigor, el evento tuvo desde un principio respaldos del arco opositor. La convocatoria fue impulsada por Elisa Carrió y asistieron varios legisladores y exfuncionarios de primera línea de de Juntos por el Cambio, como Patricia Bullrich, Waldo Wolff, Hernán Lombardi, Fernando Iglesias y Claudio Avruj. También se destacó la presencia de la madre de Nisman, Sara Garfunkel, junto a su abogado Pablo Lanusse; de la investigadora del Conicet Sandra Pitta, que fue una de las oradoras, y de Luis Brandoni. Que hayan elegido una plaza céntrica porteña por la tarde en lugar de uno de los locales bailables de Palermo que el extitular de la UFI AMIA solía frecuentar mientras investigaba fue, sin duda, un gesto de recato. Que Sandra Arroyo Salgado y sus hijas (que retiraron su querella por la muerte del fiscal) y la DAIA optaran por otro lugar y fecha (el cementerio de La Tablada el domingo) para homenajear a Nisman marca a las claras la grieta entre quienes politizan el tema en términos partidarios y quienes se limitan a reclamar justicia. La diferencia aparece incluso cuando ambos bandos defienden un magnicidio del cual, cinco años después, todavía no hay una prueba.

¿Homicidio o suicidio? Por qué los peritos no se pusieron de acuerdo

"Justicia perseguirás", repetían los asistentes a la marcha, pero ni ellos ni nadie buscan realmente que el caso se aclare. Ni la causa por la muerte de Nisman, ni la endeble denuncia de traición a la patria y encubrimiento, ni la investigación sobre presunto lavado de activos del fiscal mostraron avances significativos en estos cinco años. Solo se logró, en febrero pasado y 25 años después del atentado a la AMIA, condenar a los autores del verdadero encubrimiento: el exjuez Juan José Galeano (seis años de prisión e inhabilitación) y el extitular de la SIDE Hugo Anzorreguy (tres años y medio de prisión). Los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, que trabajaron con Nisman en la primera investigación del atentado que terminó en escándalo, solo recibieron penas condicionales de dos años gracias a la gestión del Gobierno de Cambiemos. Carlos Menem fue absuelto y todavía no estamos ni un centímetro más cerca de saber qué pasó el 18 de julio de 1994. Un caso en el que todos (Stiuso, Estados Unidos, el propio Irán) operan y pocos buscan la verdad.

Nisman tampoco la buscaba. O si quería hacerlo, estaba muy lejos. Después de salvarse de la acusación de encubrimiento que le tocó a Barbaccia y Mullen, Néstor Kirchner lo designó en la fiscalía especial a cargo del caso, le cedió un generoso presupuesto y lo encomendó a Stiuso. "Jaime" lo orientó a su vez hacia donde quiso, que es a donde la CIA quería llevar el caso: a Irán, a la supuesta Traffic blanca y a un conductor suicida que nadie está seguro de haber visto. Nisman y Stiuso viajaron a Estados Unidos siguiendo la pista del integrante de Hezbollah Ibrahim Berro: entrevistaron a sus hermanos, pero ellos creían que había muerto en un enfrentamiento en El Líbano. Nisman volvió al país en 2005 y anunció con bombos y platillos el hallazgo del autor material del atentado, a pesar de que tampoco había registros de su ingreso a la Argentina ni otras pruebas que lo vincularan al hecho. Sus hermanos lo desmintieron por radio al día siguiente. Berro siguió apareciendo en la causa como autor material. Los resultados de una prueba de ADN que realizó el FBI sobre restos humanos encontrados cerca del motor de la Traffic nunca fueron difundidos. Nisman y Stiuso siguieron al frente de la causa y en 2007 lograron las famosas "alertas rojas" sobre los acusados iraníes. Desde entonces, no se avanzó más, aunque el fiscal encontraba siempre nuevas "pistas": se anunciaban con rimbombancia en los medios cerca de cada nuevo aniversario del atentado, y después nunca se sabía más nada.

Nisman, 5 años: ¿Y si fue suicidio, qué hacemos?

La causa por la muerte de Nisman está predestinada a seguir la misma ruta: cinco años después, se mantiene abierta la investigación por el presunto homicidio, a pesar de las pericias del Cuerpo Médico Forense y de Policía Federal Argentina que no encontraron accionar de terceras personas el 18 de enero de 2015 en el departamento de Le Parc en Puerto Madero. Desde que Comodoro Py se quedó con el expediente, todos los años —siempre cerca de esta fecha— aparecen nuevas "pistas" en los medios que no conducen a nada y la causa vuelve a dormir el resto del año. El Poder Judicial puede mantener así su control sobre la dirigencia política mientras evalúa como cambian los vientos, justo cuando desde el Ejecutivo se proponen reformar el fuero federal. Mientras tanto, Diego Lagomarsino y los custodios siguen con sus vidas en suspenso.

Para la oposición, el plan es análogo: aprovecharán que la causa por la muerte de Nisman nunca se resolverá para llevar el tema como bandera política hacia 2021 primero y 2023 después, como lo fue en 2015. El tema servirá en estos meses sobre todo al macrismo, en default ideológico luego del desastre económico que protagonizaron en los últimos cuatro años. Por eso sus dirigentes convocaron a la marcha "apartidaria", por eso pidieron limpiar la plaza tras el acto (como en las marchas del 40% de los últimos días de Macri), por eso gritaron "asesina" ante las alusiones a Cristina Fernández de Kirchner. Por eso se oyeron abucheos cuando los oradores pidieron no agredir al periodismo (obsesión que ya trasciende toda grieta). Por eso el discurso sostuvo que Cristina y Alberto Fernández "pactaron una candidatura a cambio de impunidad". El mensaje es claro, aunque el muñeco gigante de pelo rubio que encabezó la marcha haya sido algo confuso: el candidato es el fiscal difunto. Nisman 2023, después vemos lo del magnicidio.