Los dirigentes de la Mesa de Enlace de las entidades agropecuarias, encabezados por Eduardo Buzzi (Federación Agraria), Mario Llambías (CRA) y Luciano Miguens (Sociedad Rural), asintieron y aplaudieron varios fragmentos de su discurso. Por el otro lado, la mayor bronca la expresó el diputado ultra K Carlos Kunkel, quien se sienta justo detrás del ex gobernador bonaerense. Apenas terminó el discurso, no se pudo contener y le espetó una catarata de insultos. Por lo que se pudo leer de sus labios, lo tildó de “traidor” y se acordó de su madre, repetidas veces. Solá, sin despeinarse, giró levemente la cabeza y, sin mirarlo, no se quedó sin responderle. La mirada de Kunkel quedó posada fija en la nuca del disidente por varios minutos.
La realidad indica que Solá fue uno de los máximos protagonistas del conflicto y que por esa razón no pasó desapercibido durante toda la última semana. Desde el jueves a la noche hasta la madrugada del sábado las estimaciones marcaban que el grupo comandado por el bonaerense, junto a la cobista Laura Montero y un grupo de justicialistas disidentes de Córdoba y Entre Ríos, lograba tener 36 adhesiones para su dictamen de minoría.
“Felipe está devolviendo varias facturas”, se escuchaba a cada paso en el Congreso. Se referían a la seguidilla de “maltratos” que recibió Solá de parte de los Kirchner: el no apoyo para su reelección a la gobernación, la no designación como presidente de la Cámara de Diputados, la no integración de la Comisión de Agricultura. Nunca lo confesó, pero al diputado se lo podía ver con cierta satisfacción por imaginarse a los Kirchner pensando en el error que habían cometido con él.