¡Qué semana para los Kirchner! Pasados los tiempos de las vacas gordas, el matrimonio presidencial ha comprobado, probablemente con cierta amargura, que se les animan de todos lados. Desde adentro, con el dólar empujado hasta $ 3,40 por la demanda y por obra de un Coloquio empresario que tuvo un trasfondo de crítica fulminante para la metodología del Gobierno, pero también desde afuera, tras el pedido de explicaciones que hizo el juez neoyorkino, Thomas Griesa sobre el destino de los fondos de la jubilación privada.
Al convite de pegarle al muñeco no faltó nadie. Ni los adversarios, con Elisa Carrió a la cabeza, ni tampoco los supuestamente amigos, como el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. Todos ellos y en cada caso y situación, han contribuido durante estos días a la erosión de sus políticas y, por lo tanto, de sus figuras.
Preocupa más el caso de la presidenta Cristina Fernández, por su investidura, ya que las compras de dólares que hacen caer las reservas y arrasan con los excedentes de la balanza comercial son un voto diario a favor de la desconfianza que ha exacerbado el proyecto de estatizar los ahorros previsionales en poder de las AFJP. Pero esa determinación de cobertura también encierra una crítica del mercado local hacia las enormes dificultades de gestión que muestra el Gobierno, estrictamente encerrado en un círculo aúlico, en el que Néstor Kirchner parece llevar la voz cantante y en el que se repite la metodología cortoplacista de su período de gobierno.
A este caso de peligrosa intromisión conyugal aludió sin pelos en la lengua el consultor y partícipe del Movimiento Productivo, el economista Javier González Fraga, en una de las pocas alusiones directas al proceder del Gobierno que se escuchó en el Coloquio de IDEA, que se cerró en Mar del Plata el viernes pasado. "No son decisiones que pueda adoptar una persona y media (sic) en una habitación", dijo el ex titular del BCRA sin explicar a quien le endilgaba la mitad de la responsabilidad en la toma de decisiones, aunque no se privó de destacar que los problemas que hoy tiene la economía argentina y la "persecución" que sufren los sectores productivos se deben "no a problemas ideológicos, sino a impericia de la gestión".
Sin embargo, lo más jugoso de la tradicional reunión empresaria, más allá del análisis de la actual crisis internacional, fue que la Agenda de construcción de consensos para este 44 Coloquio contrastó, por default, con las decisiones espasmódicas que toma el Gobierno y, en ese sentido, puede considerarse que fue un verdadero encuentro opositor, no porque se viviera lo que se ha dado en llamar un "clima destituyente", ya que no hay todavía empresarios que digan a voz en cuello lo que susurran en los pasillos, sino porque todas las exposiciones trataron de contribuir a "estrechar la volatilidad", es decir a bajar los decibeles de nerviosismo que impactan en la economía y que hacen que las empresas hayan dejado de ganar buen dinero. Así, los oradores, de todo color y pelaje, la mayor parte salidos del tronco progresista, aunque con sentido de oportunidad capitalista, se encargaron de ratificar la necesidad de pensar y obrar mirando hacia el mediano y largo plazo, en contra de las políticas conservadoras y populistas que privilegian el día a día. En fila, se encolumnaron para mostrar las realidades de sus países el ex presidente de Chile, el socialista Ricardo Lagos, el titular del Banco de Desarrollo brasileño (BNDES) y el secretario de Comercio de ese país, ambos seguidores del presidente Lula, quienes generaron un sentimiento de auténtica envidia entre los presentes, por la energía puesta en la planificación de políticas que lleven a la inserción internacional de sus países. Pero también se agregaron, con locuacidad, pero también con sentido de la entre línea y en la misma onda de buscar coincidencias en temas fundamentales, el ministro de Educación de la Argentina, Juan Carlos Tedesco y el titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, quienes también dijeron lo suyo a favor de avanzar mirando al horizonte.
El más lucido de todos seguramente fue el político chileno, a quien Cristina dice admirar. Lagos armó un decálogo de virtudes que tienen que mostrar, según él, los países para integrarse al mundo, que dejó con la boca abierta a los asistentes: "Credenciales democráticas, economía de mercado, políticas económicas sólidas (fiscal, monetaria y regulaciones), cooperación pública-privada, entendimiento básico sobre un horizonte a largo plazo, esfuerzo educacional, inversión en Ciencia y Tecnología, cohesión social, respeto por el ambiente y avances concretos en cosas", sugirió el chileno, apoyado en cifras probadas y consistentes.
Los dos técnicos brasileños también maravillaron con una catarata de números, pero también con la mística de un país que ya proyecta ser la quinta economía del mundo. Desde el costado del BNDES, con el apoyo de fabricantes y exportadores de productos primarios y manufacturas, pero también de servicios, vía líneas de crédito para todo destino y promoción y asignación de fondos aparentemente fuera del favor político y por el lado del área económica con un perfecto menú de acciones para ampliar mercados, aunque hoy las exportaciones de Brasil ya están creciendo más vertiginosamente que el promedio mundial. Por el lado de los locales, si bien el ministro Tedesco apuntó a algunas cuestiones de coyuntura, como el debate sobre la violencia escolar, y habló sobre la problemática del nivel secundario, no se privó de decir que "ya no existe ninguna duda en la Argentina sobre el valor estratégico de la educación en un proceso de desarrollo social" y que se sigue "avanzando en la construcción de esta política de Estado", con aportes plurales. Pero al gran run-run del Coloquio lo generó el titular de la Corte, quien también habló de políticas de Estado y de consensos ("Una gestión sin consenso es difícil. Las bases de los consensos son las grandes cuestiones y creo que éstas no nos separan tanto. Hay que tener políticas de Estado basadas en el consenso", señaló), algo que el kirchnerismo no pudo instrumentar aún, porque en el pasado sólo buscó acordar con los que piensan igual o con los que aceptaron sus reglas.
En cuanto a mantener reglas de juego estables y duraderas, una materia en la que el Gobierno también anda flojo de papeles, Lorenzetti señaló, especialmente en relación al INDEC y a la jubilación privada, que "la previsibilidad es esencial para que la sociedad funcione".
Justamente la jubilación privada fue el tema del que menos se habló en el Coloquio, ya que los organizadores sólo mencionaron la cuestión en sus conclusiones haciendo una defensa del derecho de propiedad, pero no mucho más. Lo que resultó inadmisible fue que ninguna AFJP se hiciera presente en un encuentro con tantos pares, para defender el sistema y los ahorros capitalizados de sus afiliados, algo que los corrillos calificaron como una claudicación.
La sensación mayoritaria entre los asistentes al Coloquio es que las Administradoras que quedaron afiliadas a la Unión de AFJP están viviendo una interna furiosa, ya que no hacen lo suficiente para defender los derechos de los futuros jubilados, debido a que dos de ellas habría decidido plantar bandera y abandonar la Argentina, lo que probablemente limita la estrategia del conjunto, mientras el proyecto avanza demasiado rápido para una decisión tan trascendente y tendría media sanción esta misma semana.
Quien mejor ha salido hasta ahora en defensa de los aportantes ha sido, en todo caso, el juez Griesa, ya que por dos días consecutivos congeló millonarios fondos previsionales para atender, si pasan al Estado, los reclamos de los bonistas que están en juicio contra la Argentina. En el Gobierno ya se piensa darle a la ANSeS el carácter de agencia no gubernamental y autárquica, para evitar embargos si la ley prospera, aunque para la causa de todos los afiliados que piensen hacer juicios en defensa de su derecho de propiedad, han sido centrales las declaraciones de los funcionarios.
Para retrucar la orden del magistrado, el actual titular de la Superintendencia de AFJP, Sergio Chodos, ha dicho que "el destino de esos activos es exclusiva y excluyentemente para prestaciones previsionales y no deben ser utilizados para otros fines ni acá, en la Argentina, ni en ningún otro lugar. Los activos no son del Estado, sino de los jubilados", señaló. Música para los oídos de los litigantes quienes, además, se apoyarán en dos declaraciones que hicieron el Jefe de Gabinete, Sergio Massa ante el Congreso hace un año y el titular de la ANSeS, Amado Boudou, en julio pasado, a favor de respetar el sistema de "opción jubilatoria". Al respecto, nada más ni nada menos que el economista preferido de los Kirchner, el lunes pasado disparó a la salida de una conferencia: "Soy reticente a que se elimine la opción de elegir", más allá de que él también querría conocer el verdadero destino de los fondos y después de decir, sobre el INDEC, que "no se pueden tocar los números. Si no hay transparencia, no se puede generar confianza", dijo Joseph Stiglitz.
Perdigonadas de propios y ajenos. "Quien quiera oír que oiga".