La muerte de su ex esposo, Alberto Nisman, trastocó la vida de la jueza Sandra Arroyo Salgado. Quienes la conocen aseguran que teme por la seguridad de sus hijas y está lejos de mostrarse confiada y segura por la custodia oficial asignada para cuidar a su familia.
En marzo pasado la magistrada pidió al juez Luis Rodríguez que se evalúe si su custodia y la de sus hijas era “suficiente”. Desde entonces, la intranquilidad se mantiene en el ánimo de Arroyo Salgado.
Rodríguez, titular del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nro. 9, tiene a su cargo la investigación por las amenazas recibidas por la familia de Nisman y Arroyo Salgado en los últimos años.
Las intimidaciones llevaron a la jueza a tomar precauciones, como por ejemplo, evitar repetir recorridos entre su hogar y sus lugares de trabajo.
En el último tiempo, Arroyo Salgado se separó de su novio, Guillermo Elazar, quien meses atrás se presentó ante Luis Rodríguez y el fiscal Guillermo Marijuan, para declarar que se sentía “inseguro” y describir dos situaciones en las que sintió que podía estar siendo vigilado. Entre otras cosas, Rodríguez investiga una serie de amenazas que Nisman y su ex esposa recibieron por e-mail entre 2012 y 2013.