Horacio Rosatti parece haberse convertido en el último tiempo en el enemigo judicial número uno del Gobierno del Frente de Todos y del kirchnerismo. A su estampa en fallos controversiales en contra de los intereses de la Casa Rosada y de Cristina Kirchner, este abogado santafesino ahora es apuntado por haberle arrebatado un lugar en el Consejo de la Magistratura al kirchnerismo, por medio de la sentencia que ordenó que asuma el cordobés Luis Juez (PRO).
Rosatti tiene 66 años, seriedad cordial y, para el kirchnerismo, "una ambición de poder descomunal", como dijo a este medio un referente del espacio. Al igual que el juez Carlos Rosenkrantz, llegó a la Corte Suprema en 2016 por medio de un decreto con la firma de Mauricio Macri que fue y es ampliamente cuestionado por no carecer de legitimidad, aunque la designación no tardó en recibir el respaldo necesario del Senado de la Nación.
Desde ese momento, el magistrado ha recorrido un camino de construcción de poder que lo llevó el año pasado a convertirse en presidente de la Corte por medio de su autovoto y el acompañamiento de Rosenkrantz y de Juan Carlos Maqueda, en una elección cuestionada por el histórico Ricardo Lorenzetti. Eso fue en octubre de 2021, tres meses antes de firmar uno de los fallos de mayor impacto en la institucionalidad del Poder Judicial y también en la política.
La declaración de inconstitucionalidad de la ley que regía al Consejo de la Magistratura, el órgano desde el cual se elaboran las ternas de jueces y juezas, se los juzga y se administra el Poder Judicial, lo colocó en el encabezado de un nuevo esquema de poder.
Si bien fue uno de los que dispuso que el Congreso dicte una nueva ley en un plazo bastante corto, la disputa política entre el oficialismo y la oposición lo impidió. Así, entró en funcionamiento la "nueva" composición prevista en una ley derogada, con lo que la cantidad de miembros del Consejo pasó de 13 a 20 y el presidente de la Corte Suprema sumó su silla como presidente del organismo.
En la mira del Gobierno y el kirchnerismo
Una de las primeras veces en las que en la actual gestión de la Casa Rosada se enojaron fuerte con la Corte Suprema en general y con Rosatti en particular fue a principios de 2021. El 4 de mayo, todavía en pandemia, la relación entre el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta ya estaba rota y lejos habían quedado los días en los que compartían mesa para gestionar las medidas de la primera etapa del coronavirus, donde también se sentaba el bonaerense Axel Kicillof.
La reducción de poco más de un punto de los fondos de coparticipación previstos para el manejo de la Policía por parte de Nación había surtido efectos negativos en esa relación y un fallo de la Corte Suprema llegó para enfurecer al Gobierno nacional. Con la firma de los cuatro cortesanos, el Máximo Tribunal declaró inconstitucional un punto de un decreto restrictivo de la Casa Rosada que mantenía suspendidas las clases presenciales.
Rosatti firmó también la modificación del Consejo de la Magistratura y generó un nuevo dolor de cabeza en Balcarce 50.
Meses después, ya a mediados de 2022, Rosatti y sus pares de la Corte tomaron una decisión de gran impacto en una de las causas judiciales del año: el juicio a Cristina Kirchner por la Obra Pública, por el que el fiscal Diego Luciani viene de pedirle una condena a 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos y cuya sentencia podría conocerse en las próximas semanas o a principios de 2023.
Los jueces cortesanos rechazaron una decena de planteos que había hecho la defensa de la vicepresidenta para evitar que se siga desarrollando ese juicio. Entre otras cosas, había planteado que había cosa juzgada, había criticado que no se habían peritado la totalidad de las obras y algunas otras cuestiones procesales. El Tribunal denegó todas las presentaciones.
A eso, se le suma la resolución de esta semana, que también impactó directo en los intereses del kirchnerismo, con alusiones directas a la vicepresidenta. Sin nombrarla, los jueces consideraron inválida una maniobra mediante la cual logró que a mediados de año se siente el senador kirchnerista Martín Doñate en el Consejo, y no el macrista Luis Juez.
Eso se conoció al mismo momento que sus pares lo respaldaron ante un planteo de recusación que había hecho el Gobierno nacional por "temor de parcialidad" en el marco de la causa por la Coparticipación. El hecho: la coincidencia de uno de los principales colaboradores de Rosatti con el ministro de Seguridad porteño Marcelo D'Alessandro en un hotel porteño.
Eso en un marco en el que las audiencias de mediación que ordenó la Corte entre Nación y Ciudad fracasaron y hay pendiente un fallo del Máximo Tribunal respecto a la demanda que presentó Larreta. En el Frente de Todos, a ambos lados de la interna, dan por descontado una decisión favorable al porteño.
De funcionario de Néstor Kirchner a la pasión por Boca
Doctor en Ciencias Jurídicas, doctor en Historia y magister en Evaluación de Impacto y Gestión Ambiental, el perfil de Rosatti tiene algunos pasajes interesantes en términos de trayectoria política y judicial. Uno de ellos es que se fue ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos entre julio de 2004 y julio de 2005.
Según un artículo de La Nación de esa época, su renuncia fue por "razones personales" y "la convicción de que tales razones pueden ahora prevalecer sobre las responsabilidades públicas".
La Corte Suprema respaldó a Horacio Rosatti en la pelea por la coparticipación porteña
Esas palabras usó Rosatti en su carta de renuncia en la que también destacó que se le haya permitido "desarrollar una línea de defensa ante los tribunales internacionales que privilegió el interés nacional" y también subrayó que "nada de esto hubiera podido lograrse sin el decidido apoyo político".
El presidente que lo designó y le aceptó la renuncia fue Néstor Kirchner, gestión bajo a cual también fue procurador del Tesoro desde el inicio de ese Gobierno hasta julio de 2004.
De perfil político, Rosatti fue intendente de su Santa Fe natal, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Santa Fe, director de Maestría y de Doctorado. En la función pública también se destaca que fue uno de los convencionales constituyentes en representación de su provincia en la Reforma de 1994.
Hincha fanático de Boca Juniors, el ministro dijo en una entrevista en Radio La Red que "he llorado muchas veces por Boca. Sobre todo cuando era chico". Su fanatismo por el Azul y Oro no sólo se extiende en lo sentimental sino que también encontró un ribete académico: escribió "Cien años de Multutid", cuatro tomos que narran la historia del club.
AS / MCP
