“Llegamos al final”, dice un dirigente en el Palacio Raggio mientras respira aliviado. Aunque la campaña no arrancó y faltan dos meses para la elección, en el búnker de Florencio Randazzo ya celebran haber sorteado distintos obstáculos para poder competir y se preparan para captar al electorado volátil que estiman que puede llegar a representar el 25% de los votos.
La última traba se terminó de resolver ayer cuando finalmente Fernando Espinoza, Eduardo “Wado” de Pedro y Jorge Landau dieron la firma para que el Partido Justicialista pueda competir en la alianza Frente Justicialista, que inscribió Randazzo en la Justicia. La demora de estas firmas había alertado al dirigente, quien en las últimas horas anotó Hacer por el Progreso Social para cubrirse ante cualquier jugada de último momento del kirchnerismo de dejarlo sin el PJ para poder competir.
Aunque los llamados con el kirchnerismo y el massismo continúan, Randazzo llegó ayer por la tarde al Palacio Raggio del microcentro porteño para terminar de armar las listas en los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires y, para terminar de despejar dudas, firmó la aceptación del cargo, necesaria para ser candidato a senador. Por la noche terminaba de definirse quién encabezará la lista de diputados. La puja final se daba entre el ex presidente de la Cámara de Diputados Julián Dominguez y el intendente de Bolívar, Eduardo “Bali” Bucca, quien se ilusiona con llegar al Congreso como trampolín de una candidatura a gobernador en 2019.
Para acompañar a Randazzo como segunda senadora suena el nombre de María Laura Leguizamón.
En medio del cierre de listas, los focus group (estudios de opinión cualitativos) están sobre la mesa. Los dirigentes que acompañan a Randazzo aseguran que hay entre un 20% y un 25% del electorado al que pueden conquistar. Se trata de un votante que aún no decidió el voto y “que no compró la pelea del pasado o del futuro”, explican. De acuerdo a estos estudios, es un electorado volátil y más racional que emotivo.
“Si no tuviéramos chances, voy y me siento con Florencio y le digo que no nos puede llevar a todos al matadero, pero tenemos cancha, todavía hay terreno y ahí vamos. A ese electorado que aún no los enamoró ni Cristina ni el Gobierno, a ellos tenemos que enamorar”, explica uno de sus armadores.
El ex funcionario de Cristina Kirchner mira los números desde hace meses. Cuenta que en ellos también se exhibe que tanto a la ex presidenta como al Gobierno les está costando subir. “Los dos techos están duros, ninguno puede perforarlo y subir. Si no subieron hasta ahora es porque hay un electorado que no quiere estas opciones”, repite. Sabe que muchos de estos votos los comparte con Massa, pero asegura que incluso en el electorado que ya lo acompañó sobrevuela la desconfianza en su figura. “En las encuestas se ve que Sergio está acá y allá, que Sergio es el que estuvo en la asunción de Donald Trump y en la marcha en contra de Trump”, detalla.