La renuncia de Martín Ocampo al Ministerio de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, concretada en la tarde de este lunes, no sorprendió a nadie. El funcionario había quedado en la mira desde el sábado a la tarde, por el fallido operativo de seguridad que terminó con varios jugadores de Boca Juniors heridos y la superfinal con River Plate por la Copa Libertadores suspendida hasta nuevo aviso.
El operativo fue cuestionado desde que la primera piedra impactó contra la ventanilla del micro que trasladaba al plantel xeneize. Ni bien aparecieron los primeros videos, que mostraban el asedio al ómnibus en el cruce de las avenidas Libertador y Monroe, la duda se replicó en redes sociales: ¿Quién determinó esa trayectoria? En rigor, es costumbre que el vehículo que traslada a los visitantes suele doblar en la diagonal Lidoro Quinteros, pero también es procedimiento normal que durante ese traslado se bloquee el acceso de los hinchas locales a la zona. Eso no pasó el sábado por la tarde.
El ataque al micro de Boca desnudó las desinteligencias en el operativo de seguridad, que fue un trabajo conjunto entre Ciudad y Nación. La esquina de Libertador y Monroe estaba bajo custodia de Prefectura Nacional, mientras que la escolta de la caravana xeneize la encabezaba la Policía de la Ciudad. Aún no queda claro de dónde surgió la falla de comunicación, pero los pases de factura comenzaron a volar tan rápido como los botellazos, y reforzaron las tensiones a días de que comience el G-20, un evento donde la colaboración en materia de Seguridad será crucial en una capital sitiada.
Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Patricia Bullrich, responsabilizaron a la cartera porteña de Ocampo. El domingo, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta asumió las responsabilidades del tema, pero algunas voces desde Parque Patricios siguieron despegándose de la situación.
Cómo fue el operativo de seguridad en River que terminó en incidentes
Luis Cevasco, Fiscal General Adjunto de la Ciudad de Buenos Aires fue contundente este lunes: "Tenemos el audio de la Policía de la Ciudad, ese área estaba a cargo de la Prefectura. La policía mandó el audio que pide a Prefectura que corra a la gente de la zona y Prefectura no lo hizo", sostuvo en diálogo con Plato Fuerte, programa que conduce María Laura Santillán en Radio Nacional. El funcionario judicial porteño no dudó en remarcar que la responsabilidad del lugar donde apedrearon al colectivo de Boca Juniors era de Nación. "Debemos tener la información oficial. Hubo omisión de recargo de organización y no vamos a tener límites para investigarlo", sentenció.
Apadrinado. Ocampo nunca ocultó una muy buena relación con Daniel Angelici: trabajó en sus empresas y el presidente de Boca es padrino de uno de los hijos del funcionario saliente. Durante la tarde del domingo, varios dirigentes de River Plate desconfiaban del operativo por este vínculo: "Si no fuera por el tano, este ya hubiera salido del cargo", dijeron a PERFIL antes de la dimisión.
Ocampo tiene 49 años, es abogado de la Universidad de Buenos Aires y militante radical como Angelici. De la mano del (¿ex?) operador judicial de Cambiemos, fue legislador porteño y fiscal general de la Ciudad, cargo del que tomó licencia cuando aterrizó en el gabinete de Larreta. El vínculo con el tano y la inminencia del G20 lo habían preservado en el cargo hasta este lunes. Pero el exfuncionario ya estaba en la mira del presidente Mauricio Macri desde principios de mes. Ocampo fue uno de los que contradijo al jefe de Estado cuando éste propuso que los dos encuentros de la superfinal se jueguen con visitantes. "No están dadas las condiciones para que esto suceda", planteó entonces.
La mala noticia para Angelici es que el puesto que ocupaba su hombre de confianza quedará a cargo de Diego Santilli, vicejefe de Gobierno porteño, reconocido hincha de River e hijo de Hugo César Santilli, que presidió al millonario entre 1983 y 1989. Una derrota Xeneize en el GCBA. El otro perjudicado es el propio Larreta, al que desde Casa Rosada miran con recelo por nunca pagar el costo político de los actos represivos. Desde los incidentes frente al Congreso cuando se debatía la reforma previsional, en diciembre de 2017, hasta el escándalo por la aprobación del presupuesto, la responsabilidad ante la opinión pública siempre apuntaba a Macri y Bullrich.
Tras el fallido operativo, recrudece la interna entre la Policía Federal y la Metropolitana
Interna policial. El otro cruce que se desnudó el sábado es un proceso que viene desde 2016, cuando comenzó el traspaso de la Policía Federal al ámbito de la Ciudad. El martes 5 de enero de ese año, a días de asumida la presidencia Macri anunció junto a Larreta el traspaso de la fuerza. Los efectivos de ambos lados no estuvieron para nada de acuerdo con las reformas.
El traslado del personal y el control de las 54 comisarías terminó con numerosas investigaciones y renuncias. Se fueron los jefes Guillermo Calviño y José Pedro Potocar. En agosto de 2018 Carlos Kevorkian, reemplazante de Potocar, también presentó su renuncia. La Policía porteña depende desde ese momento de un civil: Marcelo D'Alessandro, secretario de Seguridad, uno de los funcionarios que tomará algunas de las funciones que deja Ocampo.
La disputa sotto voce entre federales y porteños (antes metropolitanos) se filtró a las redes sociales por los incidentes en River. "Hoy quedó demostrado que tiene que volver la Policía Federal Argentina, la División Montada, Guardia de Infantería, División Perros", escribieron el sábado en un grupo de Facebook de oficiales y suboficiales de la PFA. "Hoy tenía que estar al frente la gloriosa Policía Federal, no esta fuerza inventada por Larreta", agregó otro agente.
Las diferencias policiales cobran relevancia al poner foco sobre la barrabrava de River. El GCBA cree que los "borrachos del tablón" alimentaron los incidentes como venganza por los allanamientos realizados el viernes en un domicilio vinculado a Héctor "Caverna" Godoy, líder de la facción que quedó detenido. En ese operativo se incautaron cientos de entradas a la superfinal, más de diez millones de pesos y 15 mil dólares.