“Estoy transitando por una enfermedad. Uno cuando se encuentra cerca de la muerte piensa lo que está bien o mal. Y que puede estar mucho menos tiempo en esta vida. Pienso en dejarles cosas positivas a mis tres hijos.” La que habla es Sandra Montero, que, durante la entrevista con PERFIL, luce tranquila mientras dos custodios cuidan todos sus pasos: Montero ingresó esta semana en el Programa de Protección de Testigos. “No quiero dejar atrás cosas de las que podría arrepentirme. Y mi enfermedad tiene muchísimo que ver”, admite cuando se le pregunta por qué se presentó a declarar, aunque no quiere detallar cuál es su problema de salud.
—¿Se arrepintió de haber declarado en la causa?
—No. Pero sí me sentí deprimida, no por mí, sino por el acoso que tuvo mi familia.
—¿Lo hizo por despecho hacia su jefe de entonces, el ex senador Remo Costanzo?
—No. Nunca necesité hacerle algo malo a él. Despechada es sinónimo de humillada, y el senador se manejó siempre con respeto. Hoy, no tengo ninguna relación con él. Ni él se intentó contactar conmigo ni yo con él. Si se contacta para hablar, hablaría. Pero quiero poner en mi vida una distancia, que la consigo estando en otro país.
–¿Tenía una relación sentimental con él?
– No. Se dijo que he tenido con mi ex senador una relación de afecto, que la puedo tener con cualquier amigo. Afecto y cariño no tienen nada que ver con el amor. A mí me llamaban “Sandra, de Costanzo” porque ésa es la jerga del Senado. Niego también otra cosa que se manejó, que involucró a uno de mis hijos. No hay ninguna prueba que certifique que tuve una relación sentimental con él y que haya quedado una consecuencia.
— ¿Cobró dinero por el testimonio que brindó?
—El Diario Río Negro no me pagó. Y no recibí dinero de nadie para hablar. Sí es cierto que hubo deudas que no pude pagar. En Bariloche tenía un stand de promoción turística. Tuve que presentarme a convocatoria de acreedores, y esa deuda era de 30.000 pesos, en el año 92. Cuando quise entregar mi negocio, el mismo abogado del banco me dijo que no lo hiciera y que me convenía pasar a incobrable. Hoy, tras 14 años, la deuda prescribió. Y aclaro: jamás necesité de esto para conseguir dinero, ni se me dijo “declará por tal plata”.
—Fuera de la Argentina, ¿estaba al tanto de lo que se decía?
—Cuando hice la nota en el diario Río Negro, yo hice eso y punto. Pensé que lo que iba a circular por los medios era sólo eso. Lo que no se puede manejar es lo que después se dice, que el 99,9 por ciento fue mentira. Y después quise aclararlo, no por mí, porque cada uno tiene un pasado, y eso es innegable, pero sí por mi familia. Lo que importa en este caso es la declaración, no si salí con una persona antes o después, si estoy separada o no de mi marido, si tuve una relación o no personal, como se dice, con mi ex senador. No pensé que se iba a investigar mi parte personal. Si se hace eso acá en la Argentina nadie va a ir a declarar. Tenemos que dejar atrás el “quién es” o el “qué hizo”, porque así aparece el “no te metás”. Pero por esto no me creo una patriota...
—¿Y lo que dijo De la Rúa?
—De la Rúa, de hecho, culpa al programa de Marcelo Tinelli de haberlo desestabilizado, y lo tomo de esa manera.
—¿Tiene más pruebas guardadas?
—Sí. Quiero aportar el video de la cámara oculta a la Justicia para reforzar la causa (ella no dice a quién, pero sería al ex chofer de Costanzo, Osvaldo López). Para que se vea que las cosas son como yo digo. Se podría haber buscado más testigos, no sé, pero la cámara oculta es un documento. La idea de hacer esa cámara fue de mi ex abogado (Roberto Ribas), que no me representa más porque hubo un quiebre en nuestra relación.
—¿Qué cree que va a pasar con todo esto?
—No lo sé. Soy una persona que vive el hoy. Siempre viví así. Nunca programo lo que voy a hacer. Sí sé que me estoy yendo en cualquier momento del país.