El mediodía de ayer marcó el momento de la entrega de Juan Pablo Schiavi, el ex secretario de Transporte kirchnerista, condenado a cinco años y medio de prisión por la tragedia ferroviaria de Once, en la que murieron 52 personas. Su suerte había comenzado a sellarse un día antes, luego de que se conociera el fallo de la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal, en el que se rechazaron los recursos extraordinarios presentados por las defensas de los involucrados en el caso.
Poco antes había hecho lo mismo el empresario Sergio Claudio Cirigliano, propietario de Trenes de Buenos Aires (TBA), la concesionaria a cargo del ferrocarril Samiento al momento del choque, el 22 de febrero de 2012.
El primero en ponerse a disposición de la justicia fue Marcos Córdoba, el motorman de la formación al momento del siniestro. En el correr del día fueron entregándose todos los involucrados, hasta llegar al número de 19 condenados. El número 20 de esa lista que la Justicia consideró responsables de la tragedia de Once es Ricardo Jaime, quien antecedió a Schiavi en su cargo y no hubo que esperarlo en Tribunales porque está preso desde abril de 2016, en el marco de otra causa.
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La tragedia de Once fue juzgada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) 2, entre marzo de 2014 y diciembre de 2015. El último día hábil de ese año, los jueces Jorge Tassara, Rodrigo Gímenez Uriburu y Jorge Gorini, condenaron a 21 de los 28 acusados (en rigor habían llegado 29 a juicio, pero Antonio Luna –ex subsecretario de Transporte Ferroviario- falleció durante el debate). Todos apelaron sus condenas y en mayo de este año, Casación las confirmó, modificó algunos montos y absolvió a uno de los acusados.
Recursos. Las defensas entonces presentaron recursos extraordinarios para que la Corte revise sus sentencias, pero el jueves, la Sala III del tribunal de alzada rechazó las presentaciones y dejó así a los condenados al borde de la detención. Ahora, para llegar a la Corte, deberán ir en queja, pero hasta que el máximo tribunal se expida deberán estar todos presos.
Ayer por la mañana las defensas comenzaron a presentarse en el sexto piso de Comodoro Py, donde está ubicado el TOF 2 para saber qué pasaría con sus defendidos. Mientras los abogados consultaban, el único condenado por el caso que se hizo presente con su defensa fue el motorman Córdoba, quien se puso a disposición del TOF y quedó inmediatamente detenido.
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Alrededor de las 11, un empleado del tribunal informó a los defensores que si sus clientes no se presentaban voluntariamente iban a empezar a librarse las órdenes en sus contras.
Desfile. Entonces comenzó un nuevo capítulo. En la sala de audiencias del subsuelo, conocida como SUM, empezaron a presentarse uno a uno los acusados. En la puerta los esperaba un empleado con la lista de 19 nombres y los iba tachando a medida que ingresaban.
Cirigliano fue uno de los primeros en llegar a entregarse, y al mediodía llegó Schiavi que ingresó con un bolso al hombro y saludó a los demás acusados por el caso. Allí se hicieron todas las actas de rigor y se empezó a organizar el traslado de todos hacia sus destinos carcelarios.
Apenas unas horas después y cuando se comenzaban a saber a qué penales irían cada uno de ellos, llegaron los primeros pedidos de prisión domiciliaria, que deberán resueltos por los jueces del tribunal. Hay tanto por motivos de edad como de salud y algunos que involucran los dos factores. Entre los ocho que los pidieron está Sergio Cirigliano y la única mujer condenada por el caso, Laura Ballestero.