Los obispos optaron por llamarse a silencio en medio de la efervescente campaña para las elecciones legislativas del próximo 28 de junio, pese a poner reparos a las listas testimoniales o cuestionar la conformación de alianzas "no constructivas", dos mecanismos que al entender eclesiástico avasallan las instituciones democráticas.
"La Iglesia no quiere quedar enredada en chicanas electorales que terminan por manosear la moral de la gente, que debe decidir libremente a quién elegir", dijo a DyN un arzobispo acostumbrado a opinar sobre cuestiones políticas. El prelado pidió esta vez reserva de su nombre, para no violar el acuerdo de "no hablar" durante la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que hasta mañana delibera en Pilar. "No queremos entrar en el juego de nadie. Ni del oficialismo, ni de la oposición. Tampoco contribuir al clima de crispación generalizada", acotó la fuente eclesiástica.
En tanto, el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld, desestimó a comienzos de semana toda posibilidad de un pronunciamiento de la Iglesia sobre la contienda electoral en ciernes, al afirmar que los comicios "apuntan muy específicamente sobre lo político y la Iglesia no tiene más que decir que lo que dijo en el documento del año pasado, cuando refirió a la importancia de convivir y del diálogo".
En ese documento de noviembre, con lineamientos para revisar el concepto del país de cara al bicentenario patrio, el Episcopado que conduce el cardenal Jorge Bergoglio (Buenos Aires) exigió anteponer el diálogo al afán de dominio, y demandó un nuevo estilo de liderazgo político y social que "supere la omnipotencia del poder y no se conforme con la gestión de las urgencias".
A pesar de que los obispos aclararon que el texto era "una invitación a todos, sin juicios de valor contra nadie", esos párrafos se interpretaron como una solapada crítica al estilo de gestión del matrimonio presidencial.
Desde entonces, salvo alguna declaración individual u homilía, los referentes eclesiásticos no refirieron a cuestiones de coyuntura. Al punto que cuando el gobierno anunció el adelantamiento de las elecciones, la críticas partieron de operadores laicos de la Comisión Nacional Justicia y Paz y de la Acción Católica Argentina.
Apenas el arzobispo de Córdoba y los tres obispos de la provincia de Corrientes reflexionaron explícitamente sobre los comicios en estos meses. Carlos Ñáñez pidió a los candidatos que "hagan propuestas creíbles" y llamó a los ciudadanos a votar "con conciencia" el 28 de junio.
En tanto, Andrés Stanovnik (Corrientes), Hugo Santiago (Santo Tomé) y Ricardo Faifer (Goya) coincidieron en reclamar a los candidatos que no conviertan la campaña electoral "en un campo de batalla", al recordarles que "al buen político se lo reconoce porque se distingue por el respeto y por el diálogo y porque abre nuevos espacios de encuentros", y no porque "recurre a presiones, prebendas, extorsiones", que son "señales de corrupción" que los descalifican.
Paralelamente, la aparente calma en la que transcurrió la asamblea plenaria en Pilar, abocada a cuestiones internas de la Iglesia, se trastocó este viernes al difundirse en los medios que Marcelo Melani, obispo de Neuquén, estaba en la mira el Vaticano por incurrir en "abusos litúrgicos" e "impresiones teológicas".
Faltas consideradas "graves" en la Iglesia que podrían forzar al prelado -explicó a DyN un canonista- a presentar su renuncia al gobierno pastoral de la sede austral, de tradición progresista y signada por la figura de Jaime de Nevares, fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
Pese a que se especuló con que la denuncia fue elevada a la Santa Sede por "sectores conservadores" de la diócesis, voceros eclesiásticos revelaron a esta agencia que hace un año el nuncio apostólico, Adriano Bernardini, envió a Roma un crítico informe sobre "abusos" de Melani y sus sacerdotes en el ritual de la misa, y no simplemente por no vestir accesorios -el alba y la estola- durante las celebraciones, como se presentó.
Y que por lo mismo fue apercibido en marzo pasado por el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, en ocasión de la visita "ad límina" para presentar el balance pastoral quinquenal de la diócesis.
La magnitud del escándalo, pudo confirmar DyN, hizo que el Episcopado tome distancia de las acusaciones que recaen sobre Melani, quien en las próximas horas podría salir a aclarar los cuestionamientos en su contra o bien anunciar públicamente su renuncia como obispo de Neuquén.
(*) Agencia DYN