“Muchas veces, desde los medios de comunicación, pareciera que nos quieren hacer bajar los brazos a los argentinos, hacernos creer que está todo mal. El pueblo sabe que atrás de estos mensajes negativos, donde pareciera creer que está todo mal, se esconden muchas veces intereses económicos profundos que quieren torcerle el brazo a los gobiernos nacionales y populares”. Esta semana, como las anteriores, Cristina Fernández de Kirchner aprovechó su discurso en un acto en Malvinas Argentinas para, dejando de lado las razones de su visita, reiterar una vez más su visceral desagrado con los medios que no comulgan con el particular peronismo K.
Los que lo conocen de cerca aseguran que una de las herramientas que permitió a Rudy Ulloa Igor pasar de cadete y chofer de los Kirchner a millonario empresario de medios fue su habilidad para interpretar sin cuestionamientos los deseos de su único jefe, Néstor Kirchner.
Por eso que hoy, más que nunca, Ulloa pretende trasladar a Buenos Aires la incondicionalidad mediática que le garantizó a la pareja presidencial en Santa Cruz, con la tarea de empezar a formar un multimedios a nivel nacional, que funcione como eslabón comunicacional de la gestión de Cristina. Debe inferirse que con la pleitesía de la agencia oficial Télam, pagada por todos los argentinos, no alcanza.
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