POLITICA
El secretario, golpeado

Tras el escándalo, Carlos Zannini ya no es "palabra santa" en la Rosada

Sus enemigos internos celebran su caída momentánea. Le achacan el fracaso del Código Penal. La Presidenta lo expone en público.

Hermetico. El secretario de Legal y Técnica siempre fue adicto al bajo perfil y al silencio oficial.
| Cedoc Perfil

Fueron diez años de hermetismo y silencio oficial tirados a la basura. Los ojos de la opinión pública se posaron por primera vez en su figura gracias a las declaraciones de un juez federal y a que tuvo que ir a defender al Congreso el acuerdo con Repsol por YPF, en un hecho inédito. 

Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica, quedó “golpeado” puertas adentro de la Casa Rosada. Todo empezó hace poco más de una semana, cuando Norberto Oyarbide confesó que frenó un allanamiento a una financiera porque recibió un llamado de la mano derecha de Zannini, Carlos Liuzzi. Esa misma semana, el Chino –como apodan al secretario– tuvo que ir a poner la cara al Congreso para apoyar el acuerdo con Repsol por YPF, que pudo haber sido explicado, tranquilamente, por el ministro de Economía, Axel Kicillof.

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La justificación oficial para su presencia ante los senadores fue que el Chino fue el autor intelectual del arreglo con la empresa. Hasta ahora, Zannini vivía a gusto en las sombras como el hombre que más influencia ejercía sobre la presidenta Cristina Kirchner. “Antes lo que decía Zannini era palabra santa. Ahora ya no es tan así”, graficó un funcionario del gabinete. 

En los pasillos del Gobierno llamó la atención la velocidad con la que los voceros dejaron trascender en los medios que Cristina Kirchner estaba enojada con su funcionario de mayor confianza. Caído momentáneamente en desgracia, el traspié de Zannini fue celebrado por pares del Gabinete, como el ministro de Planificación, Julio de Vido. “Nos comimos todas nosotros durante años, alguna vez le tenía que tocar a él”, dijeron cerca del titular de Planificación. A partir del escándalo que lo salpicó, funcionarios kirchneristas empezaron a enumerar los fracasos del secretario. “Todos se quejan ahora de Martín Insaurralde, pero a Insaurralde lo eligió él”, graficaron dirigentes kirchneristas. También le achacaron las fugas de intendentes al massismo, como la del de Merlo, Raúl Othacehé. Pero le añadieron otro paquete de fracasos, como la reforma al Código Penal (desactivada por una maniobra de Sergio Massa) y la reforma judicial, declarada inconstitucional –en parte– por la Corte Suprema de la Nación.

Para colmo, ahora Zannini tiene roces con La Cámpora, la agrupación que dirige el hijo de la Presidenta, Máximo Kirchner. Y con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Con el ex gobernador de Chaco la puja viene de antaño. Cuando estalló el caos en Córdoba por la revuelta policial, Zannini le dijo a Capitanich que no enviarían a la Gendarmería. A las dos horas de hacer el anuncio ante la prensa, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, lo contradijo, avalado por Zannini. Ese día, Capitanich ofreció su renuncia, tal como reveló PERFIL. Es cierto que el Chino está golpeado, pero también lo es que es irremplazable. Zannini es el arquitecto legal del kirchnerismo desde su origen, es uno de los principales nexos del Gobierno con la Justicia, es también el que apadrinó los movimientos transversales en detrimento del PJ. Es el hombre que mejor conoce la intimidad de Olivos desde hace una década