La investigación sobre el ministro Luis Caputo y sus nexos con paraísos fiscales comenzó con una fila de datos, que se repetía en tres documentos Excel creados por el estudio jurídico Appleby, principal blanco de la filtración Paradise Papers. Las planillas, fechadas en 2010 y 2011, contenían datos sobre Alto Global Fund, un fondo de inversión en Islas Caimán. Caputo figuraba como “mánager” del fondo. La gerenciadora del fondo es una empresa estadounidense: Noctua, que también manejaba Argentina Fund, otro fondo de inversión que también manejó Caputo.
El equipo argentino encontró otros dos documentos que ampliaban la información sobre Noctua en un subsitio web de la Securities and Exchange Commission (SEC), la Comisión de Valores de Estados Unidos. Uno de ellos era el formulario ADV, que exige datos detallados de las empresas y fondos registrados en aquel país.
Estos primeros documentos de la SEC estaban fechados en 2016. Pero en ellos no aparecía Caputo. El rastreo digital no permitió dar con documentos anteriores a esa fecha. La lógica indicaba que la SEC podía disponer de más documentos, ya que Noctua opera desde 2009.
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A fines de noviembre, el equipo argentino de Paradise Papers apeló a la FOIA (Freedom of Information Act; o Ley de Acceso a la Información de los Estados Unidos). A través de esta herramienta, cualquier ciudadano, norteamericano o extranjero, puede solicitar información de carácter público.
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Antes de la Navidad, la SEC envió su respuesta indicando que un dossier con 540 páginas sería enviado por vía postal o electrónica. El trámite siguió su curso y en enero pasado, llegó el extenso documento, que consiste en una larga sucesión de formularios ADV, con fechas que van de marzo de 2014 a marzo de 2017.
Los documentos revelaron que Caputo no sólo había sido el mánager o administrador de los fondos de inversión en Caimán. Era el dueño de dos sociedades offshore en esa jurisdicción a través de las cuales poseía la mayor parte de las acciones de Noctua.