El juez federal Sebastián Casanello descendió del avión que lo llevó a Roma el jueves y se dirigió a la residencia de Santa Marta, donde lo esperaba el Papa Francisco. Fue uno de los únicos cuatro argentinos que pisaron la casa pontificia durante el encuentro de jueces y fiscales que el Vaticano organizó para debatir sobre el avance de la narcocriminalidad y la trata de personas en el mundo.
Casanello entró a la casa de Jorge Bergoglio con una pesada mochila a cuestas. En los últimos días, Lázaro Báez, su familia -a través de Leandro Báez-, otros imputados por la ruta del dinero K -como el abogado Jorge Chueco- y periodistas lo denunciaron por haber supuestamente acordado con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que la causa por lavado de dinero no avanzaría en su contra. Llegaron incluso a acusarlo de cobrar dinero por eso y a pedir que su actuación en la causa sea revisada en el Consejo de la Magistratura. Ayer, el canal TN dio a conocer un supuesto audio de Báez desde a cárcel en el que calificó de “corrupto de mierda” al juez. Casanello tiene además la causa más sensible contra el presidente Mauricio Macri: junto con el fiscal Federico Delgado -que estaba invitado a Roma pero no asistió- investigan la vinculación del mandatario con sociedades offshore que destapó el caso Panamá Papers.
No se trató de la típica audiencia formal. El Papa lo recibió por la noche, confirmaron a PERFIL fuentes del Vaticano. Las reuniones oficiales se concretan con un pedido de audiencia, se realizan de día, suelen durar 20 minutos y son en el ámbito de la formalidad vaticana. Casanello, en cambio, estuvo con Francisco unos 45 minutos, en su residencia y para una charla informal, de carácter personal, agregaron las fuentes. Gustavo Vera y el equipo de La Alameda, encargados de ayudar en la organización y de seleccionar a los jueces y fiscales invitados al Vaticano, fueron centrales en el acercamiento.
Quienes ayer estuvieron cerca del magistrado resaltaron que la reunión privada con el Papa fue “un espaldarazo” para el juez, quien se mostró con un mejor ánimo tras dos semanas de pura tensión en los tribunales federales y en los medios, y que pronto podría afrontar el intento de apartarlo del caso Báez. Fiel a su discurso de ayer, la reunión fue un gesto político de Bergoglio.
No hubo comunicado ni foto oficial y el juez tampoco lo compartió con sus colegas de la delegación argentina. Ante la consulta de los periodistas en un intercambio improvisado durante el encuentro que se desarrolla en la Pontificia Academia de Ciencias, Casanello no quiso confirmar ni desmentir el encuentro con Francisco. Sólo habló en términos generales sobre la invitación: “El apoyo del Papa es crucial y es un honor para nosotros concurrir invitados por él. Es un apoyo para el trabajo cotidiano de todos nosotros”, dijo.