“Más calmada”, “en paz”. Así se siente la voz detrás del hit de principios de la década pasada, Fallin, y del tan actual Girl on Fire. Alicia Keys, que por segunda vez vino de visita a la Argentina, encontró en la maternidad una oportunidad para soltar algunas cosas, perdonar otras.
Recompuso la relación con su padre, Craig Cook, un auxiliar de vuelo afroamericano que estuvo muy poco presente durante su infancia, y está cada vez más unida a su madre, Teresa Augello, una secretaria de orígenes italianos e ingleses que la crió, en el barrio Hell Kitchen de Nueva York.
Además de no estar más enojada con su papá, el nacimiento de su primer hijo la transformó a nivel personal. “Me siento más cómoda en mi propia piel”, aseguró al portal inglés Daily Mail.
Y así se la ve en el exterior; relajada y linda, disfrutando del éxito que reina en todos los planos de su vida. Tan en armonía está, que puede darse el lujo de combinar una presentación como la del viernes en GEBA –con un estadio lleno que la ovacionó de pie–, con paseos tranquilos con el pequeño Egypt Daoud Deany y su mamá.
Sus días en la ciudad porteña empezaron el viernes, cuando las tres generaciones hicieron el típico plan “bosques de Palermo”: aire libre, alimentar a los patos, andar en bici y dar una vuelta en los botecitos por el lago.
A la noche, el show, y al otro día, el día nublado llevó a madre, hijo y abuela al barrio de La Boca, donde pasearon por Caminito como cualquier turista común y corriente.
Keys, que tiene 32 años de vida y 12 de carrera, está casada con el rapero, DJ y productor musical Swizz Beatz, con el que vive en su ciudad natal, Nueva York. Se casaron en junio de 2010, antes que nazca el bebé, en una ceremonia a la que asistieron personalidades top del mundo de la música como Bono y Queen Latifah. Lleva 35 millones de discos vendidos y vino al país a presentar su quinto album y más reciente álbum, Girl on fire.