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Ahora habla la novia

“Cuando conocí a José, me dijo que su sueño era cazar tormentas”

Laura Blanco es modelo y estudia diseño gráfico. Hace cuatro años que sale con el meteorólogo de TN. Galería de fotos

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Fan. Ella banca la profesión de José, pero dice que no lo ve por TV porque sufre. | blanco

Laura Blanco tiene una cábala para que a su novio no le pase nada cada vez que decide pararse delante de vientos huracanados que sobrepasan los 90 kilómetros por hora: no ver a su novio por televisión. “¡Sufro cuando lo veo! Prefiero esperar a que me llame y hagamos una videollamada”, dice la novia de José Bianco, el periodista del momento, quien esta semana sumó una nueva experiencia en su carrera como meteorólogo. Desde Puerto Rico, el enviado de TN cubre a María, su segundo huracán en 15 días. “Cuando lo conocí, me decía que su sueño era cazar tormentas en algún canal de Estados Unidos. Ahora lo está cumpliendo y estoy feliz por él”, agrega esta modelo de 27 años.

Laura nació en Misiones. Arrancó su carrera como modelo a los 14 años en su pueblo, Leandro N. Alem. “Fui reina varias veces en las fiestas provinciales y nacionales. Allá es muy común empezar así. Hace cinco años vine a probar suerte y ya estoy trabajando para una agencia, haciendo desfiles sobre todo”, cuenta orgullosa Blanco, que desde hace un año está estudiando diseño gráfico. Ella supo de José por primera vez en 2012. Laura, que en ese momento no sabía que trabajaba en televisión, recibió una solicitud de amistad en Facebook. “Empezamos a charlar como amigos, siempre muy educado él. Luego dejamos de hablar. En 2013 me vine a vivir a Buenos Aires, y un día me volvió a escribir: ‘Me pareció verte, ¿no estabas en Misiones? ¿Eras vos?’, me dijo. Le conté que estaba en Capital, pero no le di mucha bola al comienzo”, rememora entre risas.

Pero Bianco insistió y logró convencer de salir a esta morocha. “Le dije que sí. Recuerdo que pasó a buscarme con un taxi a la salida del canal. Estaba todo de traje, ¡re raro para mí, en Misiones esto no se estila! Fuimos a comer pizza y a la vuelta nos contamos todas nuestras vidas. Nos íbamos a tomar un taxi  para volver, pero cuando nos dimos cuenta habíamos caminado sesenta cuadras y estábamos en la puerta de mi casa”, cuenta Laura. Esa noche no pasó nada, y se despidieron con la promesa de volver a verse. Y así fue: Laura y José siguieron chateando hasta que el meteorólogo la invitó a comer a su casa. “Llueve, ¿por qué no te venís a ver una peli?”, fue la invitación por chat. Ella aceptó. Antes de darse el primer beso, antes de cenar y de ver la película, José la invitó a subir a la terraza para ver la tormenta. “Fue muy romántico, me explicó sobre esa lluvia. Luego me pidió que nos metiéramos adentro, me dijo que no era seguro. Me sedujo con sus conocimientos de meteorología y su pasión por el clima”, confiesa la joven, que desde ese entonces no se separó más de su novio.

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Aquel recuerdo es parte de una pasión que ella ve siempre en él. “Vive el tema del pronóstico en todo momento. Se levanta y ya está hablando de eso, de la temperatura. Ama lo que hace”, dice esta mujer que en los últimos días se convirtió, como le dice él, en la embajadora de su familia a la hora de transmitir tranquilidad cuando viaja en busca de un huracán.

“Le doy tiempo para que me escriba cuando está ya tranquilo en su habitación”, cuenta Laura. Aunque José, cuando llega al hotel, ya encuentra algunos mensajes del estilo :“Te amo, pero por favor no hagas locuras”.