Desde Córdoba
Mucho antes de que su nombre en el mundo deportivo se haga conocido a fuerza de goles y de un fútbol vistoso y elegante, el hoy volante del seleccionado argentino y el Paris Saint Germain era simplemente “Huesito”.
En su Córdoba natal, en los potreros del barrio Alto de Vélez Sarsfield, Javier Pastore deslumbraba a sus amigos haciendo malabares con la pelota en los “picados” improvisados a la salida del colegio. Federico Inestal es su mejor amigo y uno de los testigos de aquellos tiempos. El fútbol los unió cuando ambos tenían 9 años y estaban en las inferiores de Talleres de Córdoba. Allí se volvieron inseparables y la relación de complicidad se mantuvo a pesar del paso del tiempo.
En diálogo con PERFIL Inestal aseguró que “además de ser un gran futbolista, Javier es un tipo bárbaro, humilde, generoso y atento siempre a sus amigos. Yo me casé hace pocos meses y como él no iba a poder estar en la fiesta ya que debía concentrar, se tomó un avión en los días previos sólo para poder brindar conmigo y desearme suerte. Y vino por unas horas únicamente para saludar a su amigo”.
El compinche de Pastore sabe que en esas visitas el menú suele ser una fija: “Los lomitos le encantan y dice que los de Córdoba son los mejores del mundo y que los europeos ni se comparan a los de acá”. Ambos ya están programando las vacaciones post Copa América y, con sus respectivas esposas. “Nos gustan las sierras y las ciudades tranquilas como Villa General Belgrano. Ya habrá tiempo para ver a dónde vamos”.