Es de esos empresarios que siempre eligieron hablar sobre sus proyectos o, en todo caso, que sus obras sean la proyección material y visible de sus ideas. Aun cuando su vida privada lo convierte en un personaje interesante para mediatizar, Alan Faena en algún momento entendió que menos es más y en el verano de 1996 lo tradujo en una frase que, entre los periodistas que cubrían temporada en Punta del Este, se convirtió en trending topic cuando Twitter no existía: “Está de moda no estar de moda”. Eso era lo que él repetía cuando amablemente gambeteaba cualquier intento de entrevista en su casa de La Boyita.
Por entonces, su boda con Natalia Lobo realizada en esa casa literalmente a la luz de las velas y con todos los invitados vestidos de blanco fue uno de los sucesos de ese verano. No existían celulares como los de ahora ni cámaras digitales pero igualmente camuflados como invitados algunos periodistas lograron imágenes de la celebración que terminaron cubriendo varias páginas en las revistas de entonces.
Luego se sucedieron separaciones y nuevos amores mediáticos, y amplió el universo de amigos argentinos y extranjeros que movidos por el estilo de este hombre que siempre viste de blanco, hicieron de su hotel de Puerto Madero unos de los it place porteños. También del resto de los proyectos que levantó en ese “nuevo Buenos Aires” asociado a personas de relevancia mundial, como Philippe Starck y Norman Foster. Y por consiguiente todo eso potenció la letra F como sinónimo no sólo de su nombre, sino de un estilo con características propias y de fácil definición.
Dupla exitosa. A lo largo de todo ese camino, el cuidado de su vida privada fue una constante. Y en ese recorrido se cruza en 2008 con Ximena Caminos, por entonces una joven con una educación cosmopolita debido a una historia familiar que entrecruza el mundo del arte con el de la política: su abuelo materno fue subsecretario de Obras Públicas de Juan Domingo Perón y uno de los artífices directos del famoso Plan Quinquenal. Eso hizo que en su casa, además de tomar clases con artistas plásticos como Eduardo Stupía, Oscar Bony, Pablo Suárez o Luis Felipe Noé, escuchara en familia anécdotas únicas de una época que marcó una bisagra en la historia argentina.
Para Ximena también el bajo perfil sobre su mundo privado no es una regla, sino forma de vida. Y el show off es parte de la estrategia para canalizar, mediatizar y expandir obras y proyectos. De cómo ella y Faena finalmente decidieron pasar de lo “profesional” a lo “privado”, algún comentario escueto ella hizo en alguna entrevista pero, como Alan, prefiere la discreción.
Y en estos días, ambos profundizaron esa conducta. A través de su agente de prensa local, PERFIL pudo confirmar la separación de la pareja, que fue en buenos términos según el comunicado que firma el empresario: “Hemos decidido poner fin a nuestra relación sentimental y continuaremos siempre unidos a través de Noa, nuestro hijo en común, y nuestra enorme amistad. Ximena seguirá colaborando activamente con Faena Group en el mismo rol que tuvo siempre”. Esto es, Caminos seguirá como directora creativa del Faena Group y mantendrá su base en Miami donde no sólo reside con Noa, de 7 años y los otros dos hijos de su anterior pareja; sino también donde Faena sigue al frente de ese gran proyecto arquitectónico y cultural que marcó en 2016 un hito. Alan, por su parte, dividirá su tiempo entre esa ciudad y Nueva York.