La ausencia de personajes de Hollywood es solamente un detalle que se nota en la presente edición del Festival de Venecia. Pero así como el show debe continuar, el certamen también, y la propuesta de películas en competencia y fuera de ella, es un muestra de que quienes participan en Venecia, tienen lo único que importa en estos escenarios: cine.
“El impacto de la huelga será muy limitado porque sólo perdimos una película Challengers”, dijo el director de el festival, Alberto Barbera, en una entrevista con AFP. “Sí faltarán algunas estrellas muy esperadas, pero a fin de cuentas esto no es tan grave”. Con la prolongación de la huelga de guionistas y actores de Hollywood que comenzó en mayo, esta ausencia se preveía. Incluso se temía que algunas películas se bajaran de la programación, pero como dijo Barbera, solo hubo una ausente. Otras producciones acordaron con los respectivos sindicatos de guionistas y de actores, que estarían en Venecia.
Así, el director Michael Mann pudo estrenar Ferrari, que además compite en la sección principal. A la premiere que se hizo en el Lido, Mann fue con dos de sus protagonistas, Patrick Dempsey y Adam Driver. En ese marco, Mann respaldó el reclamo de la huelga, y Driver hizo una pregunta irónica en la misma línea del cineasta: “¿Por qué una empresa de distribución pequeña como Neon y STX International (que financiaron Ferrari) puede satisfacer las demandas pedidas por el Screen Actors Guild (sindicato de guionistas), y no así grandes empresas como Netflix y Amazon?”. Era evidente que la huelga estaría presente, y por cierto, en la primera foto oficial del jurado principal, Damien Chazelle –presidente del mismo–, y dos integrantes más, usaron remeras alusivas. En la conferencia de prensa, además de ese tópico, Chazelle respondió acerca del uso de la inteligencia artificial en la industria cinematográfica. “La gente tiene algunas ideas apocalípticas al respecto (...) pero no creo que esto vaya a cambiar realmente el arte del cine”.
Latinos. En los primeros días, se dieron dos premios. La directora Liliana Cavani recibió el León de Oro por su trayectoria; uno similar le darán hoy sábado al actor japonés Tony Leung Chiu-wai. Y a Wes Anderson le entregaron el Cartier Glory, que el festival y la firma de joyas, entrega a quienes hicieron una contribución original a la industria cinematográfica contemporánea. También en el inicio del certamen, Pablo Larraín estrenó El Conde, una comedia de terror que pone como protagonista al dictador chileno Augusto Pinochet como un vampiro que rehúye de la vida eterna, porque está harto que lo recuerden como una persona defenestrable. Larraín, también chileno, es el único director latinoamericano que compite en la categoría principal del Festival de Venecia. Sí, hay en la sección Horizonte Extra, una directora argentina, Daniela Coggi. Ella estrenará allí El rapto, basado en la novela de Martín Sivak, que con algunos cambios en los personajes, se centra en el secuestro y asesinato de su tío Osvaldo Sivak.
Expectativas. Un total de veintitrés películas compiten por el León de Oro en ésta, la octogésima edición del Festival de Venecia, para muchos el incio del camino que termina en los Oscar. Entre los títulos hay expectativas por Maestro, sobre el director de orquesta Leonard Bernstein, interpretada y dirigida por Bradley Cooper; Priscilla, de Sofia Coppola, sobre la vida de Priscilla Presley, y Poor things de Yorgos Lanthimos, una versión del mito de Frankenstein en clave femenina, interpretada por Emma Stone.
