Hacía un tiempo que el devenir de los integrantes de la monarquía española generaba poco y nada de atractivo mediático. Con el ex rey con estancia extendida en Abu Dhabi, fue más noticioso que Victoria Federica –hija de la infanta Elena– ocupaba los espacios de cotilleo cuando se supo que con su novio DJ, pagaban entre cuatro y cinco mil euros mensuales por el alquiler de un piso en Madrid. Pero ese limbo soporífero se terminó hace cuatro días. Y fue cuando Lecturas, un semanario –sí, una publicación impresa–, puso en tapa la foto de Iñaki Urdangarin de la mano de una rubia que no era su mujer, la infanta Cristina. “Mientras Cristina vive en Suiza, Iñaki con otra mujer”, título directo, y un segundo tema de tapa imposible de competir con esa “bomba” mediática. Por supuesto que el coronavirus, la variante ómicron, la agenda política y las discusiones parlamentarias con una ultraderecha que el ex dictador Franco adoraría si viviera, y la nueva conformación de la Unión Europea, están en las noticias. Pero no hay noticiero, y sobre todo no hay programa de chimentos donde esta situación de la hermana del rey y su cuñado, no domine la escena. Hasta los sobrinos y sobrinas del rey Felipe –al menos los que viven en España–, no pueden evitar que los acosen sobre preguntas acerca del caso.
"Las cosas pasan y lo vamos a gestionar de la mejor manera", dijo Iñaki.
Devenir complicado. Iñaki Urdangarin tiene 54 años y hasta casarse con la infanta Cristina era una estrella del handball, incluso había competido en Juegos Olímpicos. Se casó en octubre de 1997 con la segunda hija de Juan Carlos y Sofía, se le otorgó un título nobiliario, y llegaron tres hijos y una hija. Todo iba perfecto hasta que en 2018 lo condenaron a cinco años y ocho meses de prisión por el Caso Noos con acusaciones probadas judicialmente de falsedad de documento público, prevaricación y malversación de fondos. En esa causa también se investigó a su mujer, pero en su caso, solamente se le aplicó una multa. Esa situación llevó a que la infanta Cristina se instalara con sus cuatro hijos en Suiza para evitar el revuelo mediático que, como consecuencia de ese veredicto judicial, seguramente tendría de protagonistas a ellos cinco. Se instalaron en Ginebra, a su marido se le quitó el título de duque de Palma, y ella llevó una discreta vida en esa ciudad donde todavía reside. Para evitar situaciones complicadas que por su pertenencia familiar podrían tocarle atravesar en una cárcel común, Urdangarin llevó parte de su condena en un área que se acondicionó dentro de una unidad para mujeres. Con el tiempo vinieron las salidas transitorias para trabajo comunitario y a mediados de 2021, la libertad condicional.
Ella, abogada. Si bien la infanta Cristina sigue radicada en Ginebra, hasta la presente situación Urdangarin tenía domicilio en Vitoria (País Vasco), donde vive con su madre. Eso se debe a que allí había comenzado a trabajar en un estudio de abogados cuando en febrero de 2021 todavía cumplía el régimen de salidas transitorias. Al menos de manera pública, hubo fotos de la familia completa –es decir del matrimonio con sus cuatro hijos– en una ciudad catalana, y luego en un partido de handball de Pablo, el único que por ahora, sigue el mismo camino deportivo de su padre. Pero fue en Bidart, una localidad del sur de Francia, muy próxima a la frontera de España donde se tomaron las imágenes de Urdangarin de la mano de la mujer rubia que puso el foco sobre él y su familia política. Investigada por la prensa española con la excitación mediática del caso, se descubrió que se llama Ahinoa Armentia, tiene 43 años, fue Miss Alava (comunidad autónoma del País Vasco del que Vitoria es su ciudad más grande), tiene dos hijos adolescentes, su ex marido trabaja en una automotriz, es abogada y desde 2019 integra el estudio donde Urdangarin trabaja desde febrero de 2021. Discreta en redes sociales, no son muchas las fotos de ella disponibles. Vitoria es una ciudad tranquila, pero el ingreso al estudio de abogados es epicentro de la prensa. Por el momento, ella se limita a trabajar. Quizá algo más acostumbrado a esa situación, Urdangarin –quien llega a diario al estudio en bicicleta–, dijo: “Las cosas pasan y lo vamos a gestionar de la mejor manera posible. Es una dificultad que gestionaremos con la máxima tranquilidad y juntos, como siempre hemos hecho”.