Desde Punta del Este
Supieron ser grandes deportistas hasta hace algunos años. En el último, pasaron por el mundo de la televisión y el entretenimiento. Ahora, ambos apuestan a una arista distinta: la gastronomía. Y al parecer, piensan a lo grande: la temporada de verano en Punta del Este. Agustín Pichot y Juan “Pico” Mónaco pusieron este año sus respectivos restaurantes en la costa este de Uruguay. En el caso de Pichot, eligió José Ignacio para abrir Aguas Blancas, ubicado en frente a la plaza del pueblo de pescadores. Pico, en cambio, eligió Manantiales y abrió Casa Babel.
Lo primero que llama la atención de Aguas Blancas es la amabilidad con la que sus mozos atienden. “Es un poco la idea, que la gente se vaya contenta del lugar”, dice el ex rugbier a PERFIL. “La idea fue proponer un lugar donde se pueda comer rico y que sean comidas sencillas. Lo que más me gusta de este lugar es la vista que tiene desde la terraza que da al mar”, agrega Pichot.
Fue esa terraza la que cautivó a Agustín cuando, el año pasado, se paró frente a lo que en ese entonces era una casa de té abandonada. Pichot se sentó en un banco de la plaza de enfrente y, junto a su socio, miraba el lugar. “Parece mentira pero lo pusimos a punto en cinco meses. El 27 de diciembre hicimos la inauguración”, cuenta entusiasmado. Según confiesa el ex deportista, este no es un negocio con el que piensa hacerse rico. “Yo no soy gastronómico; de hecho, no entiendo nada. La apuesta es hacer cosas simples y no tanto lo gourmet. Por eso tenemos buena parrilla, pastas, sushi y pizzas. Se termina ahí. Después desarrollamos un sector de take away con yogur y cereales para llevar durante la tarde”, apunta Pichot.
Volviendo para el lado de Punta del Este, a mitad de camino se encuentra Casa Babel, en la zona de Manantiales. Metido varias cuadras adentro, solo se llega al lugar preguntando ya que no hay carteles indicadores. “Es la idea, no queremos hacer prensa ni que haya periodistas”, expresó una empleada a este cronista. El lugar, que también tuvo su inauguración a fin del año pasado, permanece cerrado de día y abre sus puertas cuando el sol empieza a caer. Al parecer, según la opinión de varios comensales, no tuvo buenas críticas. Hielo con la mano, risotto pegoteado y precios algo exagerados fueron solo algunos de los comentarios que se escucharon en este lugar.
Otra que tiene su restó es Julieta Prandi. En su caso, eligió Pinamar para desarrollar un proyecto gastronómico donde los panqueques son las estrellas del lugar. “Tuny & Pepi es un restó superfamiliar, tiene una isla de juegos para los chicos”, cuenta Prandi a PERFIL. Tan bien le va a la modelo que está próxima a abrir uno nuevo en Nordelta.
