Si el glamour tiene límites, George Clooney y su futura esposa, Amal Alamuddin, lo desconocen. El actor con más estilo de su generación –y quizás el último con ese aire dorado del Hollywood más clásico– no decepcionó a la hora de dar el “sí quiero” más esperado: un esmoquin Armani, una novia británica enfundada en un vestido blanco de Sarah Burton, invitados vip y Venecia en otoño. Esa fue la fórmula perfecta para que la boda de Clooney sea lo que el mundo siempre imaginó, y más.
La ceremonia se hizo en el Hotel Aman, fue breve y estuvo oficiada por Walter Veltroni, ex alcalde de Roma, ex secretario nacional del Partido Demócrata, escritor y amigo del actor. El primero en llegar antes de que cayera la noche fue Clooney, quien estuvo acompañado por sus padres en el barco. Sonriente, saludó con entusiasmo a los seguidores que se agolpaban en las inmediaciones. El lugar elegido para semejante acontecimiento no fue casual, sino un detalle romántico digno de película. Es que fue allí, un 27 de septiembre, pero un año atrás, donde se vieron por primera vez la joven abogada y el entonces soltero más codiciado.
A la ceremonia principal acudieron invitados como Bono y Bill Murray con sus respectivas mujeres, la actriz inglesa Emily Blunt, junto a su novio John Krasinski, famoso por su papel de Jim en la serie The Office. Si bien el actor y su prometida no se ocultaron, tampoco facilitaron información y se hizo casi imposible obtener hasta el momento imágenes del enlace. Aún cuando Venecia se colmó de fotógrafos y periodistas de todo el mundo que hicieron eternas guardias. Incluso, se usaron drones que capturan imágenes desde lo alto.
Una boda soñada como ésta, según estiman quienes saben de eventos, cuesta alrededor de 10 millones de euros, un monto considerable incluso para la fortuna de Clooney, de 180 millones de dolares
Los novios llegaron a la ciudad de los canales el viernes a bordo de una lancha con el nombre de Amore y se quedarán hasta el lunes, día en el cual registren oficialmente el enlace en el Ayuntamiento de Venecia. La primera jornada culminó con la tradicionales despedidas de solteros de él y ella. Cenaron en el Ristorante da Ivo, el favorito del actor, junto a los amigos y la familia de ambos. Allí, los novios charlaron y bebieron vinos vintage de 300 euros la botella, regalo del dueño del lugar, junto a los más íntimos, entre los que se encontraban Matt Damon y su mujer, la salteña Luciana Barroso. La prometida de Clooney se llevó todas las miradas con un outfit perfecto para la primera de las celebraciones del fin de semana: vestido colorado de Alexander McQueen, corto por delante y con cola por detrás, con estampados negros, melena suelta y labios rojos.
Anna Wintour, la editora de la revista Vogue británica, elogió toda la ropa que usó Amal organizada en 12 cambios. Además, la versión americana de la famosa publicación, compró los derechos exclusivos de la boda y el dinero será destinado a las víctimas del conflicto armado en Darfur.
Ya en el hotel, el actor siguió despidiendo la soltería hasta entrada la noche, tomando el tequila que trajo Rande Gerber, esposo de Cindy Crawford y padrino de bodas. Pero eso no impidió que al otro día, la estrella se levantara sin un pelo fuera de lugar, con una fresca camisa de jean y lentes oscuros, para desayunar con vista al mar en la terraza del hotel y dispuesto unos horas más tarde a dar el “sí quiero”.