Mientras se despliegan homenajes espontáneos en varias zonas de Estados Unidos, fuentes médicas confirmaron que la autopsia del cantante Prince, quien fue encontrado el jueves sin vida en su casa de Minnesota, fue completada. Pero aún la causa de su muerte sigue siendo un misterio.
La necropsia comenzó ayer a las 9 y duró cuatro horas. En conferencia de prensa, el jefe de policía Jim Olson indicó que no había señal evidente de trauma en el cuerpo del artista, y dijo que no hay razón para sospechar que fue un suicidio. En tanto, la portavoz del instituto forense Martha Weaver señaló que “por ahora no hay indicios” de que hubiese consumido drogas. Pero resaltó que los resultados toxicológicos específicamente podrán tardar varias semanas, según publicó el sitio estadounidense TMZ.
Fue el mismo sitio –que confirmó el deceso del cantante en exclusiva– el que reveló que el artista había sido tratado por una sobredosis de un opiáceo seis días antes de morir. Y no de una severa gripe, como habían informado sus representantes en ese momento, cuando tuvo que ser internado de urgencia en un hospital de Illinois tras un recital en Atlanta.
Incluso, citando varias fuentes anónimas, aseguraron que entonces Prince debió ser inyectado con lo que llaman save shot (“inyección de neutralización”), utilizada para contrarrestar los efectos por sobredosis de opiáceos. También dejaron trascender que los médicos le aconsejaron permanecer en la institución al menos 24 horas. Pero el artista decidió firmar el alta voluntaria al enterarse de que no había disponible una habitación privada. Seis días después de ese episodio, fue encontrado muerto en el ascensor de su casa. Su público se reunió en la puerta y llevó flores para despedirlo. Lo mismo ocurrió en un teatro en Harlem, y en el club donde Prince grabó la versión filmada de Purple Rain.