La suya es una historia común a la de muchas familias argentinas, una cuyo origen se inicia allende el océano Atlántico y que en momentos de crisis políticas o de guerras en busca de un horizonte promisorio y sobre todo pacífico, emigraron a Argentina. Abraham, el padre de Juliana Awada llegó a este país proveniente del Líbano. cuando tenía tres años. Aquí conoció y se casó con Elsa Esther Baker Yessi, más conocida como Pomi, de familia siria. Ambos de familias musulmanas que como otras provenientes de esas zonas, mantuvieron sino todos, muchos lazos con la cultura primigenia. En especial, el sentido de unidad familiar y de manera más extendida la tradición culinaria.
Si bien ahora Juliana ha expresado en algunos reportajes su gusto por el pescado y la comida asiática o mediterránea, en reuniones familiares es Zoraida, la hermana mayor quien hace gala de platos típicos de la cocina popularmente llamada árabe pero que en suelo argentino hermana a sirios, libaneses, griegos, turcos y armenios.
Algo de todo eso tuvo que ver su encuentro no oficial con Antonio Naser Andary, embajador libanés destacado en Argentina desde 2012. Según el comunicado publicado por los anfitriones en su cuenta de Facebook, “el embajador y la primera dama conversaron sobre varios temas relacionados con las actividades de la embajada y la colectividad libanesa en Argentina, despertando mucho entusiasmo e interés en la señora Awada, quien prometió al embajador permanente apoyo y predisposición para asistir a eventos organizados en la embajada.”
También se le cursó de manera oficial una invitación oficial del canciller Gebran Bassil para participar de la tercera edición del Congreso de la Diáspora Libanesa, que se realizará el 5, 6, y 7 de mayo próximos en Beirut y que tiene como objetivo reforzar los lazos entre los libaneses residentes y emigrantes
por todo el mundo. Como detalle de cortesía el embajador le mostró cómo se relató la asunción presidencial y los perfiles que sobre ella publicaron los medios libaneses.