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kate y guillermo, felices

La corona inglesa rejuvenece con la llegada de George

Padres. El sitio inglés Netmums hizo una encuesta entre primerizas, quienes dijeron que George da idea de un hombre “leal, talentoso e independiente”.
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Sin alarmas y sin sorpresas. Así llegó el nuevo integrante de la corona inglesa. Porque más allá de que se atrasó unos días de la fecha estimada de parto y que su madre eligió dar a luz de un modo poco convencional –con un “hipnoparto”, una práctica que se basa en la relajación para parir sin dolor–nada se salió del plan. Nació un bebé robusto de 3,800 kilos, sano y llorón. “Como todos los bebés”, simplificó ayer su tío Harry en diálogo con la prensa en un evento benéfico.

Pero para los plebeyos, nada de la realeza es común y corriente. Si es porque se trata de un nieto de Lady Di, si se debe al carisma de la pareja del príncipe Guillermo con Kate, o si el dato de color lo da su tía Pippa. Difícil es saber qué fue lo que enciende la fiebre por el principito. Quizás porque, justamente, como nada inusual rodea este nacimiento, los británicos pudieron exagerar el gran momento, dejándose arrastrar por la excitación.

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Como fuera, las repercusiones que generó el pequeño George Alexander Louis, príncipe de Cambridge, no tienen precedentes. Ni siquiera al nacimiento de su papá, Guillermo, generó un fenómeno similar. Una vigilia de días en la puerta del hospital londinense Saint Mary’s, masivas apuestas por el sexo y el nombre del heredero, merchandising de lo más variado e insólito; pocas cosas quedaron sin hacerse para acompañar la feliz noticia.

Por ejemplo, juguetes Lego ya sacó a la venta una edición especial de la corte que incluye al bebé en su cuna. Y el modelo de la mantita con la que Kate y Guillermo arroparon al bebé se agotó en cuestión de horas. Según el diario The Telegraph, muchas mamás recientes esperaron varios días para bautizar a sus hijos, con tal de ponerle el mismo nombre que eligieran los duques.

Para los medios británicos, George era la opción más obvia: al momento de su llegada, las apuestas terminaron 12 a 1. Y las pistas sobraban: hubo más reyes con este nombre que con cualquier otro, incluido el padre de la reina Elizabeth; se espera que cuando el flamante abuelo Carlos ascienda al trono, se rebautice George VII, y San Jorge es el santo patrono de Inglaterra, famoso por haber derrotado a un dragón. Esta elección, aunque jamás libre, estuvo a cargo de los papás primerizos. Ellos se mantuvieron muy cómodos dentro del protocolo y sólo en dos cosas lo alteraron. A su hijo le pusieron tres nombres en vez de cuatro, como se acostumbra. También, bautizaron al niño mucho más rápido que lo usual para la corona inglesa: cincuenta horas. Con
Guillermo, por ejemplo, sus padres, Carlos y Lady Di, se tomaron una semana; a su vez, con Carlos, la reina Isabel mantuvo el misterio durante un mes.