Va y viene. Aquí, allá y en todas partes, donde él pone el ojo, el éxito lo acompaña. Benjamín Vicuña, ahora, acaba de llegar. Está sentado en algún bar del aeropuerto de Santiago de Chile, procedente de Buenos Aires, donde estuvo grabando sus últimas escenas de Farsantes. Antes de ir hacia su productora, donde lo esperan para una reunión que definirá un proyecto en cine, responde a PERFIL una entrevista vía mail desde su Ipad.
El éxito es el primer tema. “Fue un año muy intenso, con muchos estrenos y los resultados acompañaron, aunque el éxito es circunstancial. Eso no está en las manos de uno, pero efectivamente este año se dio. Lo importante es sentir que estoy tomando buenas decisiones y eligiendo buenos proyectos”, dice Benjamín sobre la conducción que hizo para cinco documentales por los 40 años del golpe de Estado en Chile, que ubicaron al programa primero en audiencia en el prime time. Sin embargo, el brillo de este actor se lució de este lado de la Cordillera, con su papel de Pedro, el abogado que mantiene una relación con Guillermo, personificado por Julio Chávez. Ambos actores protagonizaron una escena de sexo que fue muy promocionada en la tira. “Fue concebida respetando el color y la esencia de la serie, que tiene que ver con sugerir, con lo sofisticado del relato y en ese sentido, me parece que estuvo muy bien. Se hizo con mucho respeto y con mucho amor”, dice Vicuña.
—¿Por qué pensás que el rating no fue el esperado? (N. de la R: hizo 15,1 y quedó segundo en su horario).
—Esto es como el fútbol cuando a veces juega la Selección argentina y hay 40 millones de directores técnicos. Acá también cada uno podría imaginar y querer la escena como se le parezca. Pero hay un director, que es Daniel Barone, que es el líder y el responsable y me parece que se hizo de la mejor manera y, repito, respetando la esencia, el color y la textura que ha tenido la tira. Fue sutil, elegante y sugerente.
—¿Qué te pareció cuando la viste?
—En general soy muy autocrítico y no me veo en pantalla porque no logro desconectarme y gozar con la ficción. Sin embargo, por supuesto, que vi la escena y me pareció bien abordada y emotiva, aún cuando no le doy la importancia a la expectativa generada más por el morbo que por la historia.
—¿Pensás que a partir de ahora te pueden encasillar en este tipo de personajes?
—Si me encasillan con personajes jugados sería un gran logro, un mérito. Es lo que busco. El riesgo es clave en la carrera del actor.
—El tema de la homosexualidad está cada vez más abierto en la opinión pública. ¿Tus hijos vieron la escena?
—A las 11 de la noche ellos están durmiendo. De todas maneras, creo que contar este tipo de historias con altura, como sucede en Farsantes, es un aporte a la sociedad.
—El elenco está integrado por actores de mucho peso y se dijo que hubo algunos roces. ¿Es cierto esto?
—En los lugares de trabajo, en general, hay que aprender a convivir, desarrollar el diálogo, saber ocupar un lugar, y en ese sentido efectivamente a veces se generan roces. Muchas veces también los éxitos dividen más que los fracasos y con respecto a eso, este proyecto no está exento. Sin embargo, existe el clima para poder trabajar y eso es lo que uno hace.
—Se habló de que te ibas varias veces, ¿tuvo que ver con esto?
—Desde el primer día, siempre se supo mi fecha de término, de hecho hicimos un esfuerzo y estuve un mes más de lo que originalmente podía estar. El resto es pura especulación.