Sin dudas, su vida no es la misma desde que hace casi un año se confirmó su verdadera identidad. Luego del torbellino lógico mediático por el que pasó Ignacio Montoya Carlotto, su vida se volvió a acomodar de la mano de la vocación que siempre amó y nunca abandonó: la música. El jueves se presentó en El Tasso junto a Daniel Rodríguez. Ambos realizaron un show de tango a dúo y, como invitados, estuvieron Lidia Borda y Guillermo Fernández. “Estuvo muy bueno el show, fue mucha gente y la familia, que es un condimento extra hermoso”, dice a PERFIL Ignacio, en relación a Estela y su hijo Remo Carlotto, presentes en la platea. “Hicimos con Daniel ocho tangos de los años 40, con nuestro estilo reversionado en piano y guitarra. Luego subieron los invitados. Con Fernández tocamos una canción que me dedicó y me escribió a mí, que se llama Lejos de vos y que cuenta un poco la historia de mi vida”, cuenta.
—Desde que fuiste identificado como nieto de Estela, tu vida tuvo un gran cambio. ¿Cómo se traduce en el plano artístico?
—No te lo voy a negar, la gente viene con expectativa, quiere ver de qué se trata. Yo tengo un pasado, con el que vengo haciendo no solamente tango, sino también jazz y tocando con mi sexteto. A uno le costaba mover todos esos proyectos antes, conseguir fechas. Y ahora algunas puertas se abren, o te viene a ver algún productor. Todo se movilizó, las cosas están más ágiles.
—¿Sentís que te perjudicó en algo?
—No. Tal vez en haber perdido el anonimato, la vida cotidiana que uno tenía antes...
—¿Y Estela te va a ver siempre? ¿Te pide que le toques algún tango?
—¡Sí! (dice con entusiasmo) A ella le encanta, viene cuando puede. No me pide, pero canta los que yo toco (risas). ¡A ella le gusta Frank Sinatra! Es maravilloso, la música es también una forma de conocernos con mi abuela. Ella me puede interpretar en ésta arista tan importante de mi vida, que es la de subirme a tocar a un escenario y hacer lo que amo. Soy un agradecido.