No ser seleccionado para el mundial de fútbol afecta tanto a los jugadores como a sus familiares. Quedó demostrado la última semana, cuando Wanda Nara dijo que era “una injusticia sin explicación” que Mauro Icardi no estuviera en la Selección. Lo mismo sucedió con el padre de Nahuel Guzmán, que realizó una caricatura en contra de Sampaoli por la que quedó mal parado cuando su hijo terminó siendo convocado por la lesión de Sergio Romero, quien a su vez quedó dentro de la polémica porque su mujer, Eliana Guercio, señaló que “había muchos que querían verlo afuera”.
Redes sin red. Sin embargo, no es la primera vez que los parientes se meten en este tipo de disputas. Jorgelina Cardoso, esposa de Angel Di María, suele utilizar Twitter para criticar a quienes insultan a su marido durante los partidos.Hoy en día, las redes sociales provocan que los jugadores estén en contacto con cientos de comentarios que hablan mal de ellos. Eso puede generar efectos negativos en sus vidas y en la de sus allegados. El caso más emblemático es el de Messi que, tras varios sucesos, terminó renunciando a la Selección en 2014.
En diálogo con PERFIL, Sebastián Blasco, psicólogo deportivo de la Universidad Austral, explica cómo influye este entorno 2.0 en todo esto.
—¿Cómo afectan las redes sociales a los deportistas de élite como los “mundialistas?
—Hoy en día es muy difícil que ellos puedan aislarse porque tienen acceso inmediato a los comentarios, a los dichos de la familia, a lo que dicen la gente y los periodistas. Eso hay que trabajarlo para que puedan estar muy enfocados, metidos en su tarea y abstraídos de todo ese entorno adverso en el que están inmersos.
—¿Por qué los familiares se meten en la polémica?
—No dejan de ser personas que sienten cosas y que pueden reaccionar a partir de una emoción. Me parece que la familia debería tener mucha responsabilidad en este sentido porque el uso de las redes es muy mediático y se extrapola rápidamente. Eso puede ser contraproducente incluso para el jugador. Entiendo y comprendo desde qué lugar se realizan esas acciones pero lo que decimos o no decimos tiene un impacto en el otro que puede ser perjudicial.
Todo en on. Durante la Copa del Mundo en Sudáfrica 2010, el padre de Martín Demichelis dio una nota donde llamó “picasesos” a su nuera, Evangelina Anderson. En vez de preguntar sobre fútbol, los periodistas interrogaron al defensor sobre el tema y se notó cuán molesto estaba por esa situación.
Ocho años después suceden hechos similares a los que se suman las redes sociales, donde los comentarios se multiplican por miles, no solo hechos por argentinos.
—¿Debería prohibirse el uso de celulares a los jugadores?
—Todo lo que es prohibitivo me suena muy tajante. Creo que es una medida muy drástica y hay pasos anteriores que tienen que ver con poder permitir un uso correcto del teléfono en este caso puntual. Tal vez en una primera medida quitárselo tenga algún grado de eficiencia y eficacia pero hay que trabajar a largo plazo para que se pueda utilizar como un buen recurso.
—¿Los argentinos son demasiado críticos con los jugadores de la Selección?
—Totalmente. Les exigimos que sean los mejores cuando tampoco se trabaja en un proyecto para serlo. Te das cuenta cuando ves que hubo seis entrenadores en los últimos ciclos; eso habla de una falta de lineamiento. Sin embargo, como espectadores pretendemos tener que ganar. Los cargamos con una mochila llena de presión.
—¿Cómo se manejan las críticas?
—Hay que tener claro que nuestra estima propia nada tiene que ver con el hacer. Nuestra confianza no incide en nuestro ser. Nosotros somos valiosos por el hecho de existir. Hay que tener claro eso porque si no es muy peligroso.