El conde Nicolás de Monpezat, nieto de la querida reina Margarita II de Dinamarca dio un giro inesperado en su vida al dejar atrás los rigores del protocolo real y sumergirse en el mundo del modelaje y la influencia en las redes sociales. A sus 24 años, el joven desafió las expectativas de la realeza danesa al buscar su propia identidad y vocación, lo que generó un revuelo mediático y comentarios encontrados en la sociedad.
Nacido el 28 de agosto de 1998, Nicolás es hijo del príncipe Joaquín de Dinamarca y sobrino del futuro rey, Federico. Sin embargo, su camino se desvió de las obligaciones tradicionales de la realeza cuando decidió seguir su pasión por el arte, la moda y el diseño. En 2022, su abuela le quitó el título de príncipe, al igual que a todos sus hermanos, para que ellos pudieran seguir una vida independiente de la realeza.
Una vida lejos de la corona y cerca de las pasarelas
A través de su cuenta de Instagram, Nicolás comparte su vida y sus proyectos como modelo e influencer, ganando rápidamente popularidad en las redes sociales. Sus fotografías muestran su estilo único, su sentido de la moda y su apertura para explorar nuevas tendencias y expresiones artísticas. Ha acumulado miles de seguidores que siguen ansiosamente su crecimiento y evolución en este nuevo mundo que abrazó. Marcas como Dior, Louis Vuitton, Burberry y Dolce Gabbana lo eligen como referente.
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A pesar de que Nicolás recibió el respaldo de algunos miembros de la familia real que entienden y apoyan su decisión de forjar su propio camino, su elección también fue objeto de críticas y controversia. Algunos sectores más conservadores ven su carrera como una desviación de los deberes y tradiciones reales, lo que ha generado debates sobre la relación entre la monarquía y la individualidad en la sociedad actual.
En una entrevista reciente, Nicolás de Monpezat expresó su gratitud hacia su familia por el apoyo que recibió, aunque también reconoció las diferencias de opinión dentro del círculo real. Afirmó que su objetivo no es deshonrar su linaje ni rechazar su herencia, sino más bien, buscar una autenticidad y una identidad propia que le permitan crecer como persona.
El príncipe Joaquín, su padre, defendió públicamente la decisión de Nicolás, instando a la sociedad a respetar su deseo de encontrar su propio camino y felicidad. Declaró que cada individuo debe tener la libertad de elegir su destino y que el respeto y el amor familiar deben prevalecer en todas las circunstancias.
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