Por razones varias y visibles, la familia imperial de Japón dista mucho del comportamiento mediático que brinda la familia real británica. Sin embargo, la boda de la princesa Mako con el plebeyo Keith Komuro generó en el país asiático una comparación con el ex príncipe Harry y Meghan Markle. Como estos últimos, Mako y Kei eligieron Estados Unidos para vivir como flamante matrimonio, y esa unión quitó a la joven su rango de princesa, aun cuando es la sobrina mayor del actual emperador Naruhito e hija mayor del príncipe heredero Fumihito. En las preguntas respondieron por escrito a los medios japoneses tras la boda, Mako dijo que “no tiene ningún pensamiento en particular” sobre la comparación que de ellos hacen algunos medios (de Japón) con el caso de Harry y Meghan, y que “no consideran dar ninguna entrevista en este momento como sí hizo la pareja real británica.(…) Me gustaría llevar una vida pacífica en mi nuevo entorno”. Incluso ella rechazó el millón de dólares que los contribuyentes japoneses dan a las mujeres que como ella, renuncian a su estatus imperial.
Criticas. La relación entre Mako y Kei Komuro data de hace varios años y desde el comienzo estuvo marcada por opiniones públicas enfrentadas. A punto tal que se habló de que esa situación la habría llevado a sufrir un trastorno de estrés postraumático debido a las críticas excesivas de los medios de comunicación y del público japonés. Uno de los puntos de conflicto se debía a la disputa que rodeaba a la madre de Komuro y a un antiguo prometido suyo quien le habría prestado dinero para la educación de Komuro. Ese hecho incluso llevó a que se postergara la boda que en un primer momento se había fijado para 2018. Y sobre eso el marido de la princesa explicó que su madre había contraído una enfermedad mental y no pudo reunirse con su ex novio para resolver esa cuestión económica, pero es algo de lo que él mismo se está encargando. El futuro de la pareja está ahora en Nueva York, donde Komuro trabaja.