El amor es una cuestión de fe que comparten, ante todo, sus protagonistas. Después el entorno, que, en el caso de tratarse de una relación entre personajes famosos, comprende a muchísima gente. El caso de Javier Milei y Fátima Flórez entra en esa categoría. Además está potenciado desde que asumió la presidencia de la Argentina.
Por esa ubicación en la escena nacional y por las emocionalidades que Milei genera, su romance con la actriz tuvo desde su inicio, fanáticos y detractores, más un porcentaje –que nunca falta– de indiferentes, a quienes el cotilleo del corazón poco les importa. Pero la inmensa restante se divide entre quienes tomaron el amor de Milei y Fátima como una relación verdadera y quienes reafirman que es parte del montaje que el hoy presidente necesitó para demostrar que no es un “galán” solamente en las imágenes que postean fans y trolls de un Milei con aspecto de Thor, de Wolf, de yuppie con biceps, y demás versiones de Ken modelo LLA (La Libertada Avanza).
Esos dos tipos de “fe” hacían que cada imagen o video de la pareja fuera decodificada de manera diferente ya sea en la mesa de Mirtha Legrand –quizá el espacio televisado que con edición y todo los tuvo más tiempo frente a las cámaras–, en el escenario de Mar del Plata, o en los distintos actos públicos que se sucedieron desde que Milei se consagró presidente hasta la escena final de Fátima Florez en el Teatro Colón para la función de gala.
Un romance que resultó imposible por cuestiones de sus agendas profesionales
Cambio de hábito. En el caso de Fátima Florez ella cumplió su rol a la perfección. Entendió que si había una primera dama, ese traje era de Karina Milei, no suyo. También que su locuacidad habitual pasaba a ser un artilugio para explotar en las tablas y en su espectáculo, al bajar al llano, debería utilizar más el silencio que las palabras, sobre todo si algún periodista le preguntaba sobre directivas que su novio presidente accionaba contra, por caso, la cultura; y mucho más si le pedían una opinión sobre el ataque verbal y violento a artistas como Lali Espósito. En esos casos, Fátima Florez se quedaba en silencio y, en general, personal de seguridad adicional transmitía de manera física que ella ya no tenía más nada que decir.
Más allá de todo esto, el viernes casi a medianoche y desde Estados Unidos, Javier Milei publicó su declaración para anunciar que se disolvía la sociedad sentimental que lo unía con Fátima Florez. Ella también estaba en Miami y de hecho la última foto de ellos juntos es saliendo de la sinagoga The Shul Chabad Lubavitch, en Miami.
El adiós. “Como resultado del arrollador éxito profesional que está viviendo Fátima, de quien me siento sumamente orgulloso, ha recibido numerosas propuestas laborales para trabajar tanto en Estados Unidos como en Europa”, dice en su inicio el posteo que hizo Milei. “Esto, sumado a la compleja tarea que hoy enfrento y que los argentinos me han encomendado, nos ha llevado a vivir separados, imposibilitando la relación de pareja que nos gustaría tener, pese a cuánto nos queremos. Por eso es que decidimos terminar nuestra relación y mantener un vínculo de amistad dado lo que sentimos el uno por el otro y cuánto nos queremos, nos respetamos y admiramos mutuamente”.
El entorno. En el universo de redes del que Milei se alimenta para demostrar cuántos likes él genera, y también para atragantarse con “accidentes” como el Jumbo Bot, el tema activó memes y comentarios que replicaron esa división entre los devotos y ateos del romance. La actriz, al menos hasta el cierre de esta edición, no emitió mensaje alguno. Y del entorno presidencial el único que habló fue Guillermo Francos, y fue con Lorena Maciel, en Radio Con Vos. “Me tomó por sorpresa la separación; no sabía que esto iba a pasar, pero era un tema que estaba latente”, dijo el funcionario. “Me da pena porque ella le servía mucho a Javier de contención afectiva. (...) Las tareas de ambos limitan la posibilidad de su relación. Son las cosas de la vida y de las relaciones de pareja que a veces uno entiende que tiene que cortar la relación”.
El romance que comenzó en la mesa de Mirtha Legrand esta vez “no les trajo suerte” y terminó con la ruptura de la trilogía femenina de Milei: su hermana Karina, la vicepresidenta Victoria Villarruel y Fátima Flórez. Algunos dirán que “no hay plata” para seguir con el romance, otros que él no miente y que lo que no hay es tiempo”.
