Quiso la suerte que Susana Giménez pasara por su local de Recoleta, le gustara un vestido y empezara a vestirse con él. Jorge Ibáñez tenía 21 años, había dejado la carrera de Medicina y, con la ayuda de su familia, inauguraba su primer local.
Los primeros vestidos los hizo para su abuela y su madre, Mabel –la compañera inseparable de su vida y quien trabajaba con él en su atelier de la calle Guido–, para un evento familiar. Después de Susana, llegarían Mirtha Legrand –su madrina–, Florencia de la V –su amiga del alma y quien lo eligió como padrino de su hija Isabella–, Nacha Guevara y muchas más.
Su idea de incluir famosas en los desfiles y hacer subir a la pasarela a figuras del espectáculo hizo que, en un primer momento, fuera resistido por el mundo de la moda nacional. Pero nunca le importó, siempre hizo lo suyo. Su encanto les ganó a las críticas. Y el tiempo le dio la razón. Finalmente, las pasarelas se llenaron de caras conocidas.
Jorge Ibáñez era un autodidacta y sus creaciones estuvieron inspiradas siempre en culturas, lugares (Marrakesh en los 70), canciones (Mambo italiano) y películas. Para él, el clásico del cine mundial, Lo que el viento se llevó, era la expresión máxima de la moda.
El año pasado, por sus últimas colecciones Golden Secret (Secreto Dorado) y Misterious Garden (Jardín Misterioso), ganó el Premio Tijeras de Plata, que otorgan la Cámara Argentina de la Moda y revista Luz como Mejor Diseñador de Alta Costura; y además la Tijera de Oro, una categoría que se vota entre todos los ternados.
Su fuerte eran los diseños de noche, las sedas, los brillos, los escotes, los bordados. Su silueta era absolutamente femenina y glamorosa, siempre envuelta con exquisitos materiales. El repetía: "Para vestir a una diva, siempre hay que ser más divo que ella".
No puedo terminar esta columna sin un recuerdo personal. Después de sus desfiles, Ibáñez invitaba a sus amigos, colaboradores y periodistas más cercanos a una comida. La presentación de su colección Golden Secret coincidió con mi cumpleaños, y él hizo un espacio para festejarlo. Así era de generoso.
*Editora de Caras Moda.