Volvió a los hogares de los argentinos desde la pantalla chica, pero parece que Susana ya se ha despedido de otro clásico: los veranos indiscretos en Uruguay. Al menos eso sucederá si la construcción de la nueva casa, que reemplazará a la majestuosa pero poco íntima “La Mary”, sigue avanzando a paso firme como hasta ahora.
Su idea es inaugurar la temporada 2013-2014 en el que será nuevo refugio, una chacra de 110 hectáreas que compró a 1,5 millones de dólares en diciembre de 2011, con una casa confortable que, finalizada, será de más de 500 metros cuadrados, unos cuantos menos que los que tiene La Mary y con un estilo más a tono con el paisaje de ese paraje uruguayo: piedras, madera y techos a dos aguas.
El cambio surgió de la búsqueda de intimidad de la diva, ya cansada de los paparazzi que acompañaban sus días de sol y topless en Rincón del Indio. Así fue que Susana puso el ojo en una zona virgen sobre Laguna Garzón, a 42 kilómetros de José Ignacio y a 70 de Punta del Este que, pensando en un lugar tranquilo donde pasar el verano y su futuro retiro, se convirtió en el paraíso .
El paraje rochense es un lugar de elite, más allá del ruido turístico que sufrirá si los empresarios argentinos que allí invierten los transforman en un destino de verano que reemplace al ya superpoblado José Ignacio. El lugar está enclavado en una bahía de 40 kilómetros, con playas vírgenes. Tan es así, que hasta hace poco, el gobierno uruguayo prohibía la venta de esos terrenos que fueron declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Desestimada esa norma, hoy son varios los magnates argentinos invierten en lo que pasó a denominarse “la zona estrella” del Uruguay. A la misma, por el momento, se accede con vehículos de doble tracción, o para quienes pueden o tienen, helicóptero. La construcción de un puente que agilice el acceso al lugar genera tanta polémica que ha llegado a enfrentar a varios de esos magnates que priorizan la naturaleza virgen a cualquier medida que atenta contra ella y la tranquilidad que allí han logrado.
El pionero de Roche fue Francis Mallmann quien compró una casona antigua y la transformó en hotel boutique y restaurante; el empresario petrolero Alejandro Bulgheroni tiene un viñedo dentro de un complejo llamado Agroland SA y Eduardo Costantini tiene otro emprendimiento inmobiliario con 290 lotes en un predio de 240 hectáreas. Susana quiere un lugar natural y aislado, con animales y muchas especies de árboles. Y se dio un pequeño lujo:una pileta entre las rocas para poder escuchar el ruido del agua cayendo cual cascada. Todo esto formará parte de su plan hacia un refugio. Para lograr esos toques naturales sin prescindir de las comodidades, Susana contrató a un arquitecto ambientalista, Javier Gentile, quien suele trabajar bajo las normas del feng shui y la bioarquitectura. Una combinación, al menos original, para idear un paraíso terrenal.