PROTAGONISTAS
LA "NIA DE LA SELVA"

Tippi Degré, la joven que tuvo una "infancia salvaje"

Hasta los 10 años vivió en África. Sus “juguetes”: elefantes, monos y leopardos. Galería de fotos

Axioma. "El vínculo especial que tuve con los animales los coloca en el mismo nivel que los seres humanos; no hay jerarquía".
| Cedoc

Es conocida como “la niña que hablaba con los animales”, “la niña salvaje”, “la niña de la selva”. La más conocida: “la Mowgli real”, comparándola con el pequeño héroe de El libro de la selva, el exitoso libro llevado al cine por Disney. La diferencia es que Tippi Degré no fue criada por una manada de lobos, sino por su propios padres, Sylvie Robert y Alain Grado, fotógrafos franceses llevados por su profesión hacia el sur de Africa por una década. Y allí, los animales fueron los “amigos” y “juguetes” de Tippi desde su nacimiento.

Las imágenes son suficientes: en medio de la aridez africana, una niña de enormes ojos azules, flequillo rubio desteñido por el sol y piel curtida, monta sobre un elefante, se abraza a una avestruz o juguetea con un leopardo bebé. El material está reunido en el libro de fotografía Tippi: la niña que hablaba con los animales” y  en Tippi, mi vida en la selva, escrito por ella.

Esta joven nació el 4 de junio de 1990 en Namibia, país del que hoy elige la bandera como foto de perfil de su Facebook. Su nombre se lo debe a Tippi Hedren, actriz  y madre de Melanie Griffith. La casa donde ella se crió no era como la de Horacio Quiroga ya que, aunque internada en la selva, contaba con las comodidades de cualquier hogar citadino, incluso televisión.

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Ni bien aprendió a caminar, a los 10 meses y ansiosa como cualquier bebé por descubrir el mundo que le rodea, salió. Defendiéndose de los monos que querían robarle la mamadera, pelea que pagó con una mordida de nariz que asustó a su madre, pero no a ella, comenzó una relación que duró diez años con los animales más peligrosos de la sabana africana. Y aunque todos la aceptaron como una de ellos, el riesgo, estaba presente.

“La fórmula mágica es pensar muy fuerte en el amor de Dios por los animales, ¡y eso te protegerá!”, justificaba con aplomo sobre su increíble relación con lo salvaje en El mundo según Tippi, un documental, dirigido por Christian Crye en 1997, que muestra cómo era su vida a los 7 años. “Conozco la naturaleza: no me pierdo, sé de su poder y su magia”. Allí, presenta a Susy, una lémur como los de la película Madagascar –país donde también vivió– , a J&B, un leopardo huérfano, a Abu, el elefante y “su hermano mayor”, que gentilmente se acostaba para que ella se pudiera subir y bajar por sus cuernos de marfil. Y aunque entonces ella decía entonces que sus únicos amigos estaban en la fauna, tarde o temprano buscó contacto con sus pares: creó lazos con los “bosquimanos”, tribu de la zona, que le enseñaron su lengua y sus secretos de supervivencia.

A los 10 años, sus padres se instalaron en París y hoy Tippi vive y estudia cine en  Lyon. En su última entrevista concedida en febrero de este año a la revista francesa Inexploré, rememoró su inusual infancia: “El vínculo especial que tuve con los animales los coloca en el mismo nivel que los humanos. Para mí no hay jerarquía. Eran mis amigos, y punto. No tenía miedo, actuaba por instinto. Nos comunicábamos a través de los ojos ya que, al igual que con los niños bosquimanos, a veces sentía que estábamos haciendo telepatía”.