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Análisis

El silencio de Cristina Kirchner tiene doble filo, pero uno corta más

Llama la atención semejante cola de gente para vacunarse primera en medio de la escasez de vacunas y, sobre todo, viniendo de un gobierno que defendió a capa y espada que buena parte de la función pública se puede realizar de modo remoto. Las vacunas ya van a llegar, el asunto es si tenemos remedio.

Cristina Fernández de Kirchner es una experta en materia de comunicación. En el abecé de su menú de diva mediática hay una máxima no escrita: "nunca hables si no hay nada por ganar y mucho menos digas nada si hay algo que perder". La ex presidenta sabe que su palabra siempre es noticia y a veces también lo es su silencio. Pero en situaciones críticas, ella aprendió a mantenerse callada para no echar más leña al fuego de las controversias que menos le convienen.

Es el caso del vacunagate, en el que dos hombres de su extrema confianza, como el "Chino" Zannini y el "Topo" Devoto, se hayan vacunado como parte de la cadena de acomodos, hizo poner en cuestión tardíamente su propia vacunación. Hace un mes, en el Hospital Perón de Avellaneda, que entonces pareció natural el hecho en el contexto de "propagandizar" las bondades de la vacuna rusa Sputnik V.

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CFK con bastante irritación, como con cada aclaración del Gobierno, no hizo más que oscurecer las falsas razones por la que tales o cuales personajes ahora son esenciales o estratégicos o lo que sea. Es un silencio de doble filo, pero que corta más en la sobreexposición de los que sí hablan, como el presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y sobre todo la ministra Carla Vizzotti.

Cristina está ahora mismo al frente del Poder Ejecutivo por el viaje de Alberto a México. Aprovechó para pegar el faltazo a la última sesión extraordinaria del Senado. Digamos que se las arregla para brillar por su ausencia, más aún el día en que le dan 12 años de condena a Lázaro Báez.

"La que calla no otorga, más bien se prepara para cuando llegue el momento de un nuevo contraataque"

Sería demasiado decir que ella disfruta la visible sensación de ahogo que afecta a Alberto Fernández, pero hay cierto regodeo de su parte viendo al presidente maltratado sin piedad por los medios hegemónicos de Magnetto y sus amigos. Sus mensajes privados no dejan de remarcar que aprenda la lección. Digamos que en el caso de Cristina, la que calla no otorga, más bien se prepara para cuando llegue el momento de un nuevo contraataque. Eso muestra por lo menos la experiencia.

Lo verdaderamente penoso, de todos modos, es que ahora de golpe se blanquea que los argentinos estratégicos serían más de 13000. Y ahí sí, Cristina, Zannini y Devoto y tantos más pasan a ser porotos. Llama la atención semejante cola de gente para vacunarse primera en medio de la escasez de vacunas y, sobre todo, viniendo de un gobierno que defendió a capa y espada que buena parte de la función pública se puede realizar de modo remoto. A ver, las vacunas ya van a llegar...  el asunto es si tenemos remedio.