Manejar bien o mal los números de una pandemia no parece ser algo proporcional al ejercicio de un buen o un mal gobierno. Digo, porque lideres de las consideradas más grandes democracias occidentales, como el británico Boris Johnson o la alemana Angela Merkel, o el recién llegado Joe Biden en los Estados Unidos, no dudan en transmitir en dramáticas conferencias de prensa el espanto que están sintiendo ante un Covid-19 a punto de irseles de las manos.
Mientras tanto, Israel y Cuba, por citar sólo dos ejemplos, por fuera de cualquier ranking de calidad institucional, se destacan por sus excelentes manejos sanitarios de la pandemia del coronavirus.
Por su parte, en Argentina los mejores resultados numéricos en el control de la pandemia los viene obteniendo Formosa. Aunque está inmersa en medio de denuncias que ya llegaron hasta la OEA, por violaciones a los derechos humanos en sus polémicos centros de aislamiento.
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La gestión de Gildo Insfrán es personalista, autoritario y hasta feudal. Tres décadas consecutivas de Insfrán en el poder no han servido para sacar a la provincia del atraso y la miseria. Pero hasta el momento, Formosa apenas aportó diez muertos de los casi 50 mil a nivel nacional.
En el país ya hubo casi 2 millones de infectados, mientras que en Formosa hubo 1.117. Se testea mucho en la provincia. El control de tránsito de personas y mercaderías en las rutas está casi militarizado. Sólo ayer fueron registradas en la vía pública 9.185 personas, 622 camiones de carga y 5.123 vehículos particulares.
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La pregunta podría ser la siguiente: ¿Cómo estaría Formosa sin semejante nivel de mano dura en los controles? Más que mirar a Buenos Aires para intuir una perspectiva, se me ocurre mirar a Manaos en el norte de Brasil, donde todo está colapsado y las imágenes son desesperantes.
Sin esos controles de excesos repudiables, es muy probable que Formosa mostrara su peor cara de miseria y falta de una infraestructura sanitaria moderna, convirtiéndose en un desastre. Tal vez haya que pensar en que una cosa es ser un dictadorzuelo de aldea sudamericana y otra muy distinta ser un desalmado come vidrio.
