Se sabe que Guillermo Moreno nada tiene que ver con la moderación. Cuando era secretario de Comercio, el anti kirchnerismo lo consideraba poco menos que un gánster de armas tomar. Hoy, como si el diablo pudiera convertirse en Dios, hay opositores y comunicadores Anti K que celebran a Moreno porque se les plantó a Alberto Fernández, a Axel Kicillof, a Cristina y a Máximo Kirchner y llamó a una desafiliación masiva del Partido Justicialista.
Ya en agosto de 2019, Moreno había sorprendido diciendo que CFK se había equivocado al elegir a Fernández, que la fórmula debería haber sido Cristina Kirchner - Miguel Ángel Pichetto, pese a que el entonces todavía senador ya había firmado el pase con Mauricio Macri.
Guillermo Moreno convoca a una “desafiliación masiva” del PJ
Ahora Moreno viene tendiendo puentes con los Duhalde, con Florencio Randazzo y con el propio Pichetto para recuperar al peronismo. Y lo hace mientras el mismo Pichetto desembarca en la provincia de Buenos Aires con su peronismo republicano.
¿Rompió para siempre Moreno sus lealtades con el Movimiento Nacional y Popular? ¿Es un Quinta columna para empezar a construir un peronismo opositor, pero por fuera de Juntos por el Cambio? Todo es posible, pero antes que nada, un peronista que se precie sabe que no es nadie sin alguna cuota de poder. Y eso mínimamente se logra desgajando votantes en tiempos de identidades volátiles.
Lo único que está probado es el desprecio histórico de Moreno hacia el presidente. Siempre lo consideró un paracaidista en el PJ porteño. No olvida sus orígenes, donde Alberto Fernández, en el Partido Nacionalista Constitucional, viejo de lanzamiento de derecha de la UCR y su caída en el peronismo porteño de la mano de Domingo Cavallo a fines del menemismo. Los que antes lo defenestraban y ahora lo aplauden, terminan dándole la razón. Moreno siempre dijo que lo cuestionaban porque querían tener a alguien como él en su bando.