Este jueves al mediodía, la Justicia federal argentina quedó en el centro de una operación internacional tras el hallazgo de 469 kilos de cocaína en las cámaras frigoríficas del buque carguero MV Ceci, atracado desde hacía cuatro días en el puerto de San Lorenzo, provincia de Santa Fe. Por el caso fueron detenidos los 20 tripulantes del navío, todos de nacionalidad filipina.
El operativo fue encabezado por el fiscal Claudio Kishimoto junto con la PROCUNAR, la unidad especializada en delitos de narcotráfico de la Procuración General de la Nación. La investigación apunta a determinar qué miembros de la tripulación colaboraron con el ingreso y ocultamiento de la droga, aunque hasta el momento solo el capitán del barco declaró como testigo. Se trata de un carguero de bandera de las Islas Marshall.
La cocaína en el frío y la trama detrás
Los 469 kilos de cocaína fueron encontrados en 379 panes compactos, impermeabilizados y divididos en varios bultos. Según informó el fiscal Kishimoto, uno de esos paquetes contenía un GPS y redes, elementos típicos del método de tráfico conocido como drop on – drop off: una práctica en la que la droga es arrojada al mar para ser recogida en aguas internacionales.
“Tenemos que evaluar adónde iba dirigida la droga. Si bien el buque tenía como destino final Ámsterdam, debía pasar por otros dos puertos”, indicó el fiscal en una conferencia de prensa. Las autoridades analizan además tres días de imágenes de cámaras de seguridad del puerto santafesino y la intervención de una lancha que habría abastecido al buque, lo que podría confirmar que la carga se concretó en territorio argentino.
La investigación se activó gracias al propio capitán del MV Ceci, quien detectó los bultos sospechosos durante una inspección interna y dio aviso a la empresa naviera, que a su vez se contactó con la Unidad de Información Financiera (UIF). Fue el titular de la UIF, Paul Starc, quien dio a conocer públicamente el hallazgo.
El negocio narco y la ruta de la cocaína
Los investigadores creen que la droga se colocó en el país, aunque no se descarta la posibilidad de una contaminación marítima. La Justicia ya considera que los responsables podrían estar vinculados a una organización narco internacional con capacidad logística y financiera para operar desde Sudamérica hasta Europa. Las rutas trazadas desde puertos argentinos como San Lorenzo han ganado peso en los últimos años como parte del circuito narco global, dada su cercanía con Rosario y su acceso estratégico a las aguas del Atlántico.
Según estimaciones del sector, el valor de un kilo de cocaína varía drásticamente: USD 3.000 en Bolivia, más de USD 50.000 en Ámsterdam, y hasta USD 270.000 en Australia, donde la droga es mucho más escasa.
Un puerto bajo la lupa
No es la primera vez que el puerto de San Lorenzo aparece vinculado al narcotráfico internacional. En octubre de 2023, el buque Chemstar Sapphire fue detectado en Australia con 200 kilos de cocaína. La investigación de la PROCUNAR confirmó que esa nave había cargado mercadería en San Lorenzo, Necochea y Campana.
En junio del mismo año, otro operativo en Australia detectó más de 800 kilos en el buque Saint Pinot, que también había tocado el puerto santafesino meses antes. La modalidad en todos los casos fue similar: carga infiltrada en territorio argentino y retirada en mar abierto o en costas lejanas, sin detección inmediata.
La incógnita: ¿quién es el narco detrás?
Las viejas figuras del narcotráfico en Argentina, como Erwin Loza y Carlos Atachahua, hoy están presas y condenadas. Sin embargo, el hallazgo de casi media tonelada de cocaína pone sobre la mesa la hipótesis de un nuevo actor criminal internacional, con el poder suficiente para manejar la logística transnacional del contrabando de estupefacientes.
Por ahora, los 20 marineros filipinos permanecen detenidos, y se espera que todos sean indagados en las próximas horas. Mientras tanto, la Justicia argentina, la UIF y las agencias internacionales de control antinarcóticos trabajan a contrarreloj para identificar los verdaderos responsables de una operación que, de haberse concretado, habría representado una ganancia superior a los USD 20 millones solo en Europa.
