El tango, bailado en forma regular y metódica, ayuda a mejorar la salud cardiovascular ya que fomenta el abandono del sedentarismo, mejora el flujo sanguíneo, interviene sobre la presión arterial, puede disminuir el colesterol e incide sobre el estado anímico al provocar "estrés positivo”.
Así lo reveló una investigación dirigida por el doctor Roberto Peidro, director del Centro de Vida de la Fundación Favaloro, quien junto a su colega Ricardo Comasco publicaron en marzo el libro Con el corazón en el tango.
El texto comienza con breves historias del baile durante el siglo XX, luego explica las características de las enfermedades cardiovasculares, cómo se llegó y desarrolló la investigación y, finalmente, brinda un programa de ejercicios y algunas recetas saludables.
"Al tango siempre se lo relacionó con el corazón pero en otro sentido", explicó Peidro, quien además recordó que en 1999 los bailarines Mayoral y Elsa María se acercaron a escuchar una charla que daba el prestigioso médico René Favaloro. Al terminar la conferencia, conversaron con el profesional y le preguntaron si bailar tango podía mejorar la salud. "Llamen cuanto antes al doctor Peidro. Él es el cardiólogo de nuestra fundación encargado de prevención, ejercicio y rehabilitación cardiovascular", respondió Favaloro.
A partir de allí, Peidro y su equipo diseñaron un protocolo de investigación que consistía en medir determinados valores respiratorios y cardíacos mientras se bailaba la danza sobre una serie de personas que conocían los pasos. Luego compararon esos resultados con las variaciones que se producían cuando hacían ejercicios sobre una cinta deslizante y los resultados fueron contundentes.
"Más allá de las mejoras que produce el ejercicio físico –detalló Peidro– el hábito de 'bailar tango' incide sobre uno de los factores de riesgo más difícil de revertir en los pacientes, que es el sedentarismo. Y esto es muy importante porque cuesta mucho que la gente se adapte a iniciar una vida activa y con ejercicios".
Además, entre otra de las aristas positivas que barajan los especialistas a la hora de danzar el 'dos por cuatro' es que fomenta la "alegría de vivir", un factor anímico que se ha demostrado en cientos de estudios que mejora la salud cardíaca. "Esto es lo que llamamos estrés positivo, a diferencia del estrés negativo que constituye un factor de riesgo", agregó el médico.
Al finalizar la investigación y publicar los resultados en la Revista Argentina de Cardiología, el equipo de la Fundación Favaloro recibió un nuevo llamado, esta vez desde Canadá. Se trataba de la doctora Patricia McKinley, una fisioterapeuta de McGill University, en Montreal, Canadá, quien les manifestó su deseo de conocerlos. "Quince días después nos reunimos con Patricia y fue grande la sorpresa cuando nos enteramos que el tango estaba siendo utilizado en Canadá para mejorar la movilidad, coordinación de movimientos, atención y concentración, y aspectos psicológicos de personas de la tercera edad", recordó.
Las enfermedades cardiovasculares y fundamentalmente la ateroesclerosis coronaria –es decir, la obstrucción de las arterias que llevan sangre al corazón– son las causas más frecuentes de muerte en el mundo occidental, inclusive en la Argentina. Más allá del componente genético, existen factores de riesgo que influyen casi un 90 por ciento en la aparición de estas patologías. Los principales son: la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo y la obesidad.
"Entonces me parece fundamental el rol preventivo de los cardiólogos", insistió Peidro. "Tenemos que llegar a la gente de manera que pueda entender que teniendo algunas pautas de vida saludable podemos disminuir las posibilidades de tener un infarto o una muerte prematura", afirma. Así, comer frutas y verduras –aunque sea una porción todos los días–, caminar más, no ingerir alimentos en exceso, buscar un deporte que agrade y practicarlo, y darle a los problemas el lugar que se merecen, son algunas de las sugerencias del decálogo de la vida saludable.
Fuente: Télam